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sábado, 16 de abril de 2011

El Film El Exorcista, Esta Basado En Una Historia Real


Cuando William Peter Blatty escribió “El exorcista” la industria de la literatura y más tarde la del cine nos regalaron una terrorífica historia de ficción que nos puso los pelos de punta. Pero la realidad supera a la ficción y lo cierto es que el escritor se basó en hechos reales para narrar la historia de Regan, la niña poseída.

El verdadero niño poseído

En 1949 Mount Rainier (Washington, USA) el diario católico The Catholic Review publica una historia sucedida en un suburbio de Washington donde relata la posesión demoníaca de un adolescente de catorce años llamado Robbie Mannheim. El Washington Post publica, además, un artículo sobre posesiones. El joven Robbie deja de ser anónimo.

En aquella época un joven estudiante de la universidad de Georgetown (Washington D.C.) lee el artículo y toma notas. Seguirá haciéndolo durante los años siguientes convirtiendo sus notas en un diario del que hará uso cuando, siendo ya escritor, publique su libro “El exorcista”. El estudiante era William Peter Blatty.

Robbie solía jugar a la Ouija con su tía Harriet para tratar de ponerse en contacto con seres del más allá. Era una práctica habitual entre los dos, así que cuando Harriet falleció, Robbie no dudó en tratar de ponerse en contacto con ella a través de la Ouija.

A partir de aquel momento comenzaron a escucharse ruidos extraños en su casa, y poco a poco Robbie se convirtió en otra persona: blasfemaba, le aparecían cortes en el cuerpo, su comportamiento era cada vez más violento, más demoníaco. Se escuchaban pisadas debajo la cama, ruidos de arañazos, se veían levitar algunos objetos o los muebles se arrastraban solos por el piso...

Sus padres no dudaron en llevarlo al médico pero éste no vio nada extraño en la salud del adolescente y Robbie terminó visitando un psiquiatra. Por desgracia fue inútil.

Acudieron finalmente al arzobispado católico de Maryland para pedir ayuda y que se les concedieran los permisos necesarios para un exorcismo. El jesuita encargado, asistido por otros cinco religiosos, estaba lo suficientemente convencido como para realizarle un exorcismo, y durante la lucha que mantuvo con el ser que ocupaba el cuerpo de Robbie, fue atacado duramente. Robbie, que permanecía atado de manos, se libró de sus ataduras y con un muelle que se soltó de la cama, golpeó de tal manera al sacerdote que a éste tuvieron que ponerle más de cien puntos de sutura en el brazo. El niño poseído maldecía, poseía poderes mentales y una gran capacidad de sugestión, hablaba en idiomas que desconocía (como el latín) y forcejeaba continuamente.

Buscando en archivos casos antiguos, el jesuita decidió obligar al niño a colocarse una cadena llena de medallas de santos y a sostener una cruz durante el exorcismo. Se produjo una pelea final y brutal, pero finalmente el espíritu que poseía al niño desapareció.

El largo exorcismo –o los treinta exorcismos que se le hicieron- duró tres meses.

El hecho era lo suficientemente complicado como para que se tratara de mantener en secreto la identidad del niño que –desde enero a abril de 1949- había estado sufriendo cambios psíquicos relacionados, al parecer, con el demonio. No obstante los diarios dieron pistas y William Peter Blatty trató de llegar hasta el niño.

Se puso en contacto con el padre William Bowdern, quien había participado en el exorcismo, pero éste se negó a revelarle la identidad del niño y la familia. Por otro lado el propio Bowdern había escrito un diario durante el largo exorcismo de varios días, diario que hubiera deseado entonces para él Blatty, pero que en cambio llegó a manos de otro escritor: Thomas Allen (al que llegó a través del padre Walter Halloran, otro de los sacerdotes que participó en el exorcismo).

En el diario se contaba que el niño escupía, blasfemaba, se retorcía salvajemente y luchaba contra las oraciones de los religiosos. Según parece la posesión se manisfestaba de noche y duraba hasta el alba, y en la piel del adolescente aparecían algunas palabras como cortadas con cuchillo y sangrantes que decían “Hell” (Infierno) y “Spite” (rencor).

Pasaron veinticuatro noches antes de que Robbie abriera finalmente los ojos y dijera “Se ha ido”. Era el lunes de Pascua de 1949.

El tema llegó a deliberarse entre médicos y expertos que dedujeron que Robbie habría sufrido alguna enfermedad mental:

* Automatismo, que provoca acciones mecánicas o involuntarias, típico de algunas formas de esquizofrenia.
* Síndrome de Gilles de la Tourette: una perturbación de la personalidad en la cual el paciente grita de forma incontrolada, se contorsiona, emite sonidos similares a gruñidos y habla de forma ininteligible.
* Desorden obsesivo-compulsivo: se caracteriza por la necesidad de realizar acciones inútiles o inapropiadas, acompañadas por frecuentes ataques de ansiedad causados por motivos irreales.

Cuando Allen localizó a Robbie éste ya era un señor maduro, casado y con hijos, y los médicos que lo habían tratado no encontraron en él ningún síntoma de las enfermedades mentales arriba mencionadas. Se dice que no todos los exorcismos, más bien una mínima parte son reales, pero según el padre Halloran, que estuvo allí, la iglesia nunca admitiría que fue un exorcismo genuino. Claro que.... él estuvo allí y pertenecía a la Iglesia.

En 1998 se sabía de Robbie que era mayor de sesenta años y no tenía ningún recuerdo de aquella experiencia.

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