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Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



lunes, 9 de septiembre de 2013

La Mandrágora



La Mandragora Autumnalis (también llamada manzana de Satán, manzana del amor o planta de Circe) es una especie de fanerógama perteneciente a la familia de las Solanáceas. Sus raíces han sido usadas durante la historia en rituales mágicos, ya que sus bifurcaciones tienen cierto parecido a una figura humana; incluso hoy en día se usa en religiones neopaganas, como la Wicca. La palabra Mandrágora procede del griego, y significa "dañino para el ganado". Las raíces son gruesas y habitualmente se bifurcan. El tallo es de color verde oscuro; las hojas, anchas y con una superficie rugosa, tienen el mismo color del tallo. Las flores salen del centro, y son de color blanco violáceo. La planta alcanza una altura de unos 30 cm, y suele encontrarse en zonas sombrías y húmedas, donde no da mucho el sol. El fruto sale en otoño y tiene color amarillo o naranja, con un aspecto similar a una manzana.

Se sabe que la mandrágora se administra en forma oral. Como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión. La mandrágora es conocida desde antiguo como planta afrodisíaca y estimulante de la fertilidad. Las raíces se recogen, se secan al aire y se muelen. Esta raíz se clasifica dentro de grupo de hierbas anodinas (hierbas que calman el dolor) por sus propiedades narcóticas y soporíferas y se utiliza para tratar dolores reumáticos. Tiene también propiedades eméticas y laxantes. Se usa para quitar las lagañas y hemorroides. Las hojas son menos peligrosas y se aplican en ungüentos para aplicaciones tópicas. En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.
Esta planta ha sido protagonista de muchas leyendas y rituales. Antiguos documentos describen a la mandrágora como una planta que: "adormece el primer día y vuelve loco el segundo". La leyenda asegura que todas las raíces de mandrágora se transforman en hombrecitos de verdad, como pequeños duendes, y que se dedican a favorecer al dueño de la planta. No se asegura que todas las raíces de mandrágora tengan forma humana, aunque algunas sí la tienen, y éstas son precisamente las verdaderas plantas hechiceras. El afortunado poseedor de una raíz de mandrágora en forma de hombrecito sostiene que esta planta, en el momento de arrancarla, grita. Según cuenta Arias Carbajal, se creía que cuando la arrancaban del suelo, el hombrecillo encerrado en ella despedía ayes lastimeros gemidos y que el grito mataba a quien intentara arrancarla. "Era menester cogerla bajo una horca, observando ritos particulares, y solamente en determinadas condiciones disfrutaba de todas sus propiedades." El procedimiento para arrancarla y salvar la vida es el siguiente: se cava hondo alrededor de la raíz hasta ponerla al descubierto. Teofrasto aconsejaba trazar tres círculos con una espada en torno a la planta y arrancarla mirando al Oriente. Se supone que los gemidos que emitía la planta eran capaces de matar a quien los escuchara, por lo que en la Edad Media ataban a un perro hambriento al cuello de la raíz, ponían fuera de su alcance un pedazo de carne y se alejaban a todo correr. Cuando el can, tirando de la cuerda, arrancaba la mandrágora, él era quien oía el grito que daba la muerte.
En la Biblia Raquel, la mujer de Jacob, pide a Lea una mandrágora a cambio del derecho a pasar la noche con su esposo Jacob. Puesto que la Biblia dice que Raquel era esteril quizas pensase que esta planta la ayudaria a concebir.

En su Herbarium, Apuleius prescribe "para la idiotez, que es enfermedad del diablo o posesión demoniaca, tomar del cuerpo de la planta llamada mandrágora el peso de tres peniques, administrarla para beber en agua caliente... el enfermo pronto se curará."

Durante la Edad Media era utilizada por las brujas para sus diferentes rituales y ungüentos. La Mandragora officinarum o Atropa mandragora es notable por la influencia que ejerció en Europa durante el medioevo. En los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Es posible que las raíces de la mandrágora de formas más o menos parecidas a hombrecitos hayan sido previamente manipuladas. Y también, posiblemente, falsificadas con otras raíces, las de algunos Alliums o las de Brionia. Los magos hacían con ella algo similar a una figura humana, tallaban una figura en sus raíces presionando la raíz a cierta altura para formar un supuesto cuello, y cortando todas las bifurcaciones excepto cuatro, que serían las extremidades, y las adoraban como a dioses. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito. Según creencias populares crecía bajo los patíbulos donde caía el semen a veces eyaculado por los ahorcados (durante las últimas convulsiones antes de la muerte). Un médico francés llamado Laurent Catelan aseguraba que «la mandrágora procede del esperma de un hombre, que en la germinación de esta planta hace el oficio y el efecto del grano», esperma preferentemente "de hombres colgados de la horca o aplastados por las ruedas... licuándose y virtiéndose con la grasa, cayendo gota a gota en tierra (que, sin duda, por la frecuencia de los cadáveres colgados, debe de estar feraz y untuosa como la de un cementerio)." Era usada tanto en magia negra como en magia blanca, ya que es venenosa y curativa al mismo tiempo, según el uso; y cuando juzgaron a Juana de Arco la acusaron de usar la planta porque pensaban que ese era el pecado de que oyera voces. Según comenta el Dr. Krumm-Heller, experto esoterista, la mayor parte de los procesos de Inquisición tuvieron como cuerpo del delito manipulaciones con mandrágora y cuenta que para la iglesia católica medieval, "el Arzobispo Eberhaard murió en el año 1066 debido a un maleficio hecho con esta hierba, y sobre su tumba hay una lápida que hasta hoy mismo es admirada por los turistas donde se relata este hecho". Este autor dice que los magos-médicos se ocupan de esta planta "para extraerle la parte de Dios que cura enfermedades", mientras que los brujos la usan "para hacer el mal". Dice que la magia blanca obtiene excelentes resultados para curar todas las enfermedades de los órganos sexuales, los riñones y, sobre todo, "es el remedio por excelencia contra los males del bazo, y el bazo tiene gran importancia astral. Por eso es que para la medicina religiosa como la practicamos nosotros, se usa una cantidad pequeñísima sólo para el efecto astral".
Se supone que Julieta empleó un elixir preparado con mandrágora para fingir su muerte, mientras que Romeo se envenenó con acónito.
Nicolás Maquiavelo, autor de "El Príncipe", escribió una comedia titulada "La Mandrágora" en la que un ungüento sacado de la raíz podía sanar la esterilidad. Nicia, el marido, consulta a un charlatán:
CALLIMACO: Podría proceder de vos la esterilidad, a causa de la impotencia; si éste fuese el caso, no habría ningún remedio.
NICIA: ¿Impotente, yo? ¡Me da risa! No creo que haya en Florencia hombre más gallardo y más cachondo que yo.
CALLIMACO: Si de esto no se trata, alegraos... Vos debéis entender bien esto: no existe cosa más segura para preñar a una mujer que darle a beber una poción hecha de mandrágora. Ésta es una cosa que yo experimenté muchas veces; y si no fuese por esto, la reina de Francia aún sería estéril, y lo mismo una infinidad de otras princesas de aquel estado.

Toda vez persuadido de los beneficios de la planta Nicia acepta pagar por el remedio. Los enredos comienzan cuando el charlatán añade al mito uno nuevo:

CALLIMACO: Pero hay que pensar en otra cosa: el hombre que primero se acueste con ella después de que ella tome la poción morirá en ocho días y nadie lo salva.

NICIA: ¡Coño! No quiero esa porquería; ¡tú no me la darás! ¡Bien me queréis joder vosotros!

CALLIMACO: Calmáos que hay un remedio... Que otro duerma con ella enseguida para que, estando con ella una noche, absorba la infección de la mandrágora. Luego vos podéis acostaros sin peligro.

Y así, la mandrágora termina siendo en esta comedia lo que el médico francés pretendía: semilla de hombre germinada.

Mandrágora fue el nombre que adoptó el movimiento surrealista que formara el poeta Vicente Huidobro. También es citada en la novela de J. K. Rowling, Harry Potter, en la de Laura Gallego García, Mandrágora y en la película de Guillermo del Toro titulada El Laberinto del Fauno.

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