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Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



lunes, 11 de marzo de 2013

Misterios De Nostradamus.



Considerado el vidente más prestigioso de la historia, los textos de Michel de Nôtre Dame -mejor conocido como Nostradamus- inspiraron una fenomenal industria de best-séllers. Venerado y temido por quienes lo creen un visionario, esta nota trata de iluminar la profunda oscuridad de sus profecías y, de paso, repasar su vida legendaria, entre monarcas y famosos de todos los tiempos.


Según la historia oficial, Nostradamus fue un médico del siglo XVI. Su primer prodigio fue librar una exitosa batalla contra la peste bubónica. Más tarde, se zambulló en el estudio de diversos temas esotéricos, especialmente las artes adivinatorias. Existen bibliotecas enteras con interpretaciones de sus Centurias (10 conjuntos de 100 estrofas). Sus exégetas aseguran que se anticipó a hechos históricos en su propia época y los siglos que siguieron, pero ejercer estas actividades lo arriesgaba a morir quemado por la Inquisición.


Nadie sabe si aplicaba técnicas astrológicas ortodoxas o usaba un don innato. A fin de evitar la persecución, y también porque en las visiones aparecían hechos que no encajaban con las categorías de su época, Nostradamus solía explicar que escribía sus vaticinios en forma de una poesía oscura, sobrecargada de símbolos y metáforas. Pese a la vaguedad de su lenguaje, el paso de los siglos pareció correr a su favor, aportando sobrecogedoras pruebas de sus habilidades. Las Centurias aún guardarían valiosa información sobre el futuro de la Humanidad. Para sus críticos, no existen pruebas de que Nostradamus haya realizado auténticas predicciones. Es más: si se abandonara este dogma consagrado por la tradición, es posible explicar los rasgos de su obra que sorprendieron a tantos comentaristas a lo largo de los siglos.


UN ASTRÓLOGO DE SALON

En la versión que casi todo el mundo maneja se entremezcla la verdad con la leyenda con extraordinaria facilidad. Oriundo de Saint Rémy de Provence, en el sur de Francia, Michel de Nôtre Dame (1503-1566) estudió Medicina en la prestigiosa Universidad de Montpellier. El programa de la carrera contenía muchos conceptos que, hoy se sabe, eran erróneos. Por entonces, se practicaba la herboristería y se tomaban medidas higiénicas que combinaban procedimientos adecuados con otros que -a la luz de los conocimientos actuales- eran inservibles o perjudiciales.

En sintonía con una costumbre de la época, una vez graduado, Michel de Nôtre Dame latinizó su apellido como Nostradamus, nombre con el que pasaría a la historia. Combatió epidemias mortíferas de enfermedades que hoy no se pueden identificar con certeza, conocidas genéricamente como “la peste” (algunos historiadores apuntan que la peste bubónica se encontraba entre ellas), motivo por el cual no se puede evaluar su éxito: no se sabe cuántos de los casos que trató eran realmente manifestaciones de la epidemia, o cuadros benignos que se le parecían superficialmente.

En el siglo XVI, la Astronomía aún no se había separado de la Astrología. Por entonces, la disciplina conocida como Astrología comprendía muchos conceptos rigurosos y hechos verificables sobre el comportamiento de los cielos. Esto, unido a la gran ignorancia en cuestiones físicas y biológicas, reforzaba la credibilidad de sus influencias sobre el mundo terrestre que los astrólogos postulan aún hoy. La Iglesia sólo condenaba la posibilidad de formular predicciones específicas, ya que negaba el libre albedrío y la potestad de Dios para cambiar el futuro. En cambio, aprobaba su uso para diagramar la administración de tratamientos médicos. Por eso se la enseñaba en las facultades de Medicina, y así fue como Nostradamus tomó contacto con ella.

Nostradamus se estableció en la ciudad de Salon, donde vivió la mayor parte de su vida. Entre sus clientes estuvieron los ricos y famosos de la época. Catalina de Médicis, (esposa de Enrique II, rey de Francia) lo invitó a la Corte. Después de su estadía, Nostradamus siguió siendo consultado por la familia real y por otros monarcas europeos. Realizó gran cantidad de diagnósticos astrológicos por encargo y publicó varias colecciones de predicciones: los Presagios, los Sextetos y las famosas Centurias.
Se fantaseó mucho sobre los riesgos que entrañaba para Nostradamus la actividad profética. Para empezar, la Inquisición no alcanzó nunca en Francia la ferocidad que sí tuvo en España. Por otra parte, él era un protegido de la consorte real Catalina de Médicis, famosa por sus simpatías esotéricas. Tras la deserción del rey de Inglaterra Enrique VIII, que estableció la Iglesia anglicana cuando el Papa no respaldó su divorcio, la Iglesia estaba muy poco dispuesta a disgustar a una figura europea muy poderosa hostigando a un asesor suyo.


CARTAS QUE QUEMAN

Las predicciones de Nostradamus eran demasiado imprecisas, y las quejas de sus clientes están documentadas. Los casos más notables son los del empresario minero alemán Hans Rosenberger y el noble Hyeronimus Schorer. Del análisis de su correspondencia se desprende que él no era capaz de ejecutar los cálculos astrológicos, los cuales encargaba a terceros, limitándose a elaborar las interpretaciones de los datos (una situación coherente con el hecho de que su formación astrológica provenía de una asignatura menor en la carrera de Medicina).
Pese a que sus predicciones eran oscuras, Nostradamus gozaba de gran aceptación. Tal vez la razón sea que -pese a desconocer qué le deparaba el destino a sus clientes- al menos sí sabía cuáles eran las mejores expectativas que podrían sacarlo de la incertidumbre, sin llevarlo a recaer en frustraciones. La medicina primitiva dependía en gran medida de la empatía desarrollada entre el médico y el paciente y entrañaba un intenso ejercicio de psicología práctica. Hoy se diría que Nostradamus tenía un gran manejo del fenómeno de la profecía autocumplidora. La fe que depositaba el consultante en su consejero astrológico también era decisiva. Su fama comenzó a crecer cuando ejerció la medicina durante las epidemias y alcanzó su cúspide cuando la realeza requirió sus servicios.
Nostradamus también incrementó su renombre mediante alguna que otra triquiñuela publicitaria: de origen judío, afirmó que descendía de la tribu bíblica de Isacar, que estaría singularmente dotada para la profecía. Sin embargo, pocos biógrafos aclaran que es casi imposible rastrear cualquier genealogía hasta los tiempos de las Doce Tribus de Israel. Sus públicas protestas de catolicismo ortodoxo no eran sino una excusa para exigir tolerancia para con sus vaguedades. Hoy se sabe que sus simpatías eran protestantes: llamaba “cristianos” a secas a los reformistas, y “papistas” a los católicos, y no ahorraba críticas para con sus excesos represivos. Paradójicamente, se arriesgó más con estas expresiones que con los varios tomos llenos de predicciones precisas que hubiera podido escribir si -digámoslo ya mismo- realmemte hubiera tenido las capacidades proféticas de las que se jactaba.


HAZTE LA FAMA... O LA PREDICCIÓN QUE LO CONVIRTIÓ EN MITO

La primera profecía histórica que pareció cumplirse se refería a la muerte del rey Enrique II de Francia, esposo de Catalina de Médicis. El monarca murió accidentalmente durante una justa y su viuda encargó un relevamiento de vaticinios a fin de descubrir si alguno de los adivinos o astrólogos a quienes consultaba se había anticipado a la tragedia. En la Cuarteta 1-35 (estrofa 35 de la Centuria 1) había una serie de imágenes que sugerían el desenlace. No bien esto se supo, Nostradamus se convirtió en una figura reverenciada y temida. A tal punto que sus malos augurios para Inglaterra desataron verdaderas oleadas de pánico en ese país, por entonces adversario tradicional de Francia. Para algunos, entre las razones de Catalina de Médicis para alimentar la figura de Nostradamus habría existido un proyecto de guerra psicológica contra sus archienemigos.
La predicción que convirtió a Nostradamus en un mito viviente permite descubrir hasta qué punto la historia está contaminada por la leyenda. Hoy, los comentaristas de Nostradamus siguen repitiendo que en la justa fatídica Enrique II llevaba un yelmo con visor de oro (“...le vaciará los ojos en su jaula de oro...”), sin que nadie repare que el oro es un metal blando y deformable. Incluso para hacer joyas -que no están destinadas a soportar los terribles impactos de una batalla de esa época- es necesario utilizarlo en forma de aleaciones con otros metales.
La regente Catalina animó a los intelectuales de su tiempo a inaugurar una tradición en la glosa de Nostradamus.

1. Unas interpretaciones se apoyan sencillamente en otras, propias o de otro autor.
2. Se toman cuartetas enteras o partes de ellas; juntas o separadas.
3. Toda imagen es una alegoría histórica.
4. Se adoptan significados derivados en otros idiomas (latín, hebreo, griego) sin tener en cuenta si Nostradamus los conocía. De su correspondencia se desprende que no dominaba el latín.
5. Las palabras comunes pueden significar nombres propios.
6. Toda palabra cuyo significado no se comprenda de primera intención, se considera un anagrama -esto es, un reordenamiento de las letras de otra. A su vez, la acepción de “anagrama” es muy amplia, porque para arribar a un significado propuesto no sólo es necesario reordenar las letras sino también agregarlas o quitarlas, o usar una ortografía muy caprichosa.

¿POR QUÉ NOSTRADAMUS?
Las exigencias que la profecía de nivel histórico planteó al médico de Salon fueron menores que las de su labor como asesor astrológico independiente, ya que no existían presiones por obtener resultados concretos. A menudo, es posible identificar claramente entre sus profecías hechos que ya habían sucedido cuando las formuló, tal vez esperando que su público creyera que las había escrito mucho antes. Para el historiador francés Louis Schlosser, por ejemplo, la Cuarteta 1-35 representa el enfrentamiento entre Enrique VIII de Inglaterra y Santo Tomás Moro.
Pero ¿qué hizo la diferencia entre Nostradamus y tantos otros videntes a lo largo de la historia? Si él no tenía más para ofrecer que cualquier otro de los miles de astrólogos o adivinos de su tiempo, ¿por qué se siguen recordando sus profecías históricas?
Tal vez la respuesta estribe en que él, en realidad, era un artista. Las Centurias son, ante todo, poesía ajustada a cánones de metro y rima. Sus líneas glosaban la turbulenta historia de los tiempos recientes, a la par que prometían más de lo mismo, y lo hacían con imágenes grandilocuentes y poderosas. La psiquis humana es extremadamente vulnerable a los embates de la poesía: para entender el impacto de las Centurias convendría recordar que también era frecuente la atribución de significado a composiciones poéticas que no fueron concebidas como profecía.
Su época lo ayudó: por entonces la forma de las turbulencias históricas se prestaba a ser expresada en forma de una poesía ampulosa, pero huérfana en detalles. Que alguna de las batallas o disputas dinásticas que predecía llegase a “cumplirse”, era sólo cuestión de tiempo. Hoy no se aceptan excusas para el lenguaje oscuro, hay mayores demandas de información y la política se volvió vertiginosamente compleja.


¿ÁNGEL O DEMONIO?

Las evidencias demuestran que Nostradamus no estaba más dotado para la profecía que cualquiera de nosotros. Pero ¿cuál es el estatus ético del mítico vidente? Se dedicó a una práctica que no contradecía el grueso del conocimiento aceptado en esa época; y le agregó eficacia al inyectarle sentido común y arte. Sin embargo, abusó de las perversiones del oficio: aunque invocó la amenaza de la Inquisición para justificar sus vaguedades, sus profecías no hubieran sido menos oscuras si pronunciaba nombres que no significaban nada en aquella época. ¿Qué hubiera significado en el siglo XVI “Napoleón Bonaparte” o “Adolf Hitler”?
En cualquier caso, se arriesgó más como médico y como activista protestante clandestino que como vidente.
Sin embargo, tampoco sería justo pasarle las facturas que merecen sus exégetas, quienes -por su credulidad, fantasía y oportunismo-, fueron, al fin y al cabo, quienes más se enriquecieron invocando su nombre.

Las Tablillas de Glozel



Glozel, aldehuela de la montaña Borbonesa, está situado en el municipio de Ferrieres/Sichon en el departamento de Allier a una veintena de kilómetros en el sureste de Vichy.


El 1° de marzo de 1924, en el campo Duranthon ( rebautizado más tarde campo de los muertos ), un joven agricultor de 17 años, Emile, y su abuelo, Claude Fradin, hacen un descubrimiento imposible que desencadena una de las más violentas polémicas arqueológicas del siglo XX porque pone en duda lo que se sabía sobre los orígenes de la escritura.



Al roturar un haza de terreno, unos de los bueyes tirando del carro cae en un hoyo, en el interior del cual Emile topa con huesos humanos. Con el descubrimiento de esta tumba, piensan haber encontrado un tesoro, las primeras excavaciones se hacen con pico y pala. Hallan varios objetos, urnas, vasos, hachas y tablillas grabadas. Rompen las urnas pero no contienen más que tierra, decepción, vuelven a tapar el hoyo y siembran la avena.



En el transcurso del verano, la Sociedad del Borbonesado se desplaza, saca muestras y las manda al Dr Capitán de Bellas Artes.

En aquella época, el Dr Capitán, el padre Breuil y el conservador del museo de los Eyzies, el Sr Peyroni, representaban el triunvirato ineludible de la prehistoria.


Mientras tanto, en 1925, Antonin Morlet, médico de Vichy, apasionado por la arqueología, se entera del descubrimiento y se persona en el lugar junto con su esposa. Fascinado por lo que encuentra, obtiene el derecho de publicación sobre los objetos que siguen siendo la propiedad de Emile Fradin.



13 meses después de recibir las primeras piezas, el Dr Capitán va allí. “Aquí tienen un yacimiento maravilloso..“, pide al Dr Morlet un informe detallado.



Pero en vez de mandar su informe, el Dr Morlet lo publica el 23 de septiembre de 1925 bajo el título “Nueva estación neolítica“. Furioso, Capitán convoca a Morlet, “… ponga mi apellido en vez del de Emile Fradin…”, ( hecho relatado y publicado por el canónigo Cote, “Glozel, 30 años después“, 1959 ; todas las personas “metidas” en el medio científico conocen la importancia de ver su apellido mencionado en una publicación ) ; Morlet se niega.

Luego el padre Breuil escribe un artículo a favor de Glozel pero sin mentar el apellido del Dr Morlet, quien a su vez se subleva y acusa al padre de querer arrogarse el descubrimiento.

El padre también se volverá en contra de Glozel.

¡ Estamos muy lejos de los argumentos científicos !



Los grandes mandamás de la prehistoria, en un principio muy favorables hacia Glozel, cogidos desprevenidos por este fabuloso descubrimiento, hallándose “fuera de juego“, se deciden en contra de Glozel.

Tanto más que el mismo periodo un epigrafista eminente, René Dussaud, acaba de publicar oficialmente que la escritura nació en Fenicia, 1 600 años antes de Jesucristo ( después del hallazgo del sarcófago del rey Ahiram de Byblos, cubierto de inscripciones ).

Ahora bien el Dr Morlet fecha las tablillas grabadas en 5 o 6000 años antes de Jesucristo.



Los dos descubrimientos se contradicen y esto va a desencadenar una verdadera guerra entre los hombres de ciencia. Los glozelianos y los antiglozelianos se afrentan, Glozel se convierte en el caso Dreyfus de la arqueología.



En esta guerra, todos los golpes ( bajos ) están permitidos, cartas anónimas, insultos, etc. ; algún día incluso el Dr Morlet sorprende a miss Garrod, secretaria del padre Breuil, en flagrante delito de falsificación durante una encuesta de la Comisión de indagaciones hecha in situ ( nombrada por el Dr. Capitán, ¡¡¡ imparcialidad cuando te apoderas de nosotros !!! ).

El Dr Morlet, Emile Fradin se ven arrastrados por los suelos, todo está aprovechado para deshonrarlos, “¡ calumnien, calumnien, siempre quedará algo !“



El Presidente de la Sociedad Prehistórica de Francia acude a Glozel, paga 4 francos de entrada al museo ( someramente organizado por Emile Fradin para satisfacer el número creciente de visitadores, curiosos de ver estos fantásticos objetos tan controversados ), luego pretende que le enseñan cosas falsas. Demanda contra X por “empresa pecuniaria para enseñar los productos de una mixtificación“.



El 25 de febrero de 1928, la policía de Clermont-Ferrand se presenta para indagar en casa de los Fradin ; su objetivo : encontrar el taller donde Emile fabrica sus objetos. Rompen las vitrinas, ciertos objetos, maltratan al pobre Emile y se llevan más de 200 objetos, con el pretexto de fecharlos a pesar de que en aquella época no se conocía ningún procedimiento para conseguirlo.



El 4 de junio de 1929, Emilio Fradin se ve inculpado de estafa, el juez de instrucción le va a sonsacar durante las 63 horas del interrogatorio.

Quieren que confiese haber fabricado estos objetos, pero este joven campesino del Borbonesado, ignorando todo de la prehistoria, tiene su conciencia para sí mismo, no ha fabricado estos objetos surgidos de la noche de los tiempos.



Su correo está abierto, la policía le vigila sin cesar para sorprenderlo en flagrante delito de fabricación y verificar si entierra los objetos él mismo.



Total, al cabo de dos años, la inculpación se termina por un sobreseimiento.

Por fin, Emile Fradin puede gozar de la vida, se casa y tiene familia.

El Dr Morlet sigue las excavaciones, siempre a costa suya, durante 16 años. Encontrará más de 3 000 objetos, hasta el año 1941 cuando la ley Carcopino fue votada. De ahora en adelante está prohibido excavar el suelo francés sin autorización del Estado. Esto pone fin a las excavaciones de Glozel.


El Dr Morlet muere en 1966, no verá el reconocimiento de Glozel.



En 1972, Henri François, ingeniero en la Comisaría de la Energía Atómica, visitando Glozel, saca muestras y las manda para fechado a 3 laboratorios extranjeros. Se utilizará el método de fechado al carbono 14 para los huesos grabados y la termoluminiscencia para las cerámicas y la terracota.

Para los tres laboratorios independientes, los resultados son claros e irrebatibles, ¡ Glozel es antiguo !

Henri François escribirá a Emile Fradin :

“…Sólos unos atrasados mal informados podrán pretender todavía que Vd es un falsario, las comprobaciones de medidas hechas con independencia en cada laboratorio son perfectas e indiscutibles…”



Los resultados son los siguientes :



* los huesos tienen entre 15 000 y 17 000 años,

* las cerámicas tienen 5 000 años,

* las tablillas grabadas tienen 2 500 años.



En 1974, un equipo del Centro de Investigación Nuclear de Grenoble analiza el emplazamiento con magnetómetro, demonstrando que todavía quedarían objetos ocultados.



En 1975, después de un congreso de arqueometría celebrado en Oxford, la autenticidad del sitio se pone en evidencia. El Estado reconoce la autenticidad de Glozel, pero la comunidad científica sigue dudando.



Desde 1983 hasta 1990, nuevas excavaciones fueron emprendidas, curiosamente, en varios kilómetros del campo de los muertos, luego, ningún resultado fue publicado ( ? ? ? ).



Entonces ¿ porqué ?

Cito al Sr Remy Chauvin, biólogo, “padre espiritual de los herejes en Francia“ :

“ … Si no publican puede que hayan encontrado cosas que les molestan, entonces ¿ por qué ?

¿ Qué es lo que temen ?

¿ Temen disgustar a algunos viejos profesores, temen arruinar las teorías vigentes ?

Pero ¿ es que las teorías científicas son monumentos religiosos ?

¿ Qué hay en Glozel para levantar un ataque tan violento ?

¡ Hagamos excavaciones metódicas y racionales en el sitio en donde Emile Fradin las hizo ! … “



Emile Fradin se vio proponer cantidades fabulosas por sus descubrimientos, pero no cedió ningún objeto.

El 16 de junio de 1990, recibió las Palmas Académicas.



En 1995, después de la difusión de una emisora televisada, el resumen provisional de las investigaciones precedentes se publica por fin, pero no revela nada, sino lo que ya se sabía, es que hay una gran disparidad en la edad de los objetos de Glozel.

Más de 3 000 objetos han sido hallados, vasijas, tablillas grabadas, piedras pulidas, joyas de hueso, puntas de flechas, agujas, y no parece que los signos escritos hayan sido superpuestos a grabados animalistos anteriores.



Todos los huesos, humanos ( no perteneciendo a esqueletos de hombre moderno ), y de animales ( transformados en herramientas, joyas, algunos de ellos llevando signos de escritura ), todos, presentan una fosilización avanzada.



Las hachas de piedra pulida tienen el filo poco usado y por consiguiente se supone que son votivas.



Los guijarros, grabados particularmente con espléndidos renos, producieron la admiración de los especialistas en arte prehistórico.



Los objetos de cerámica, ídolos, vasos mortuorios con máscaras extrañas desprovistas de boca y las famosas tablillas cubiertas de inscripciones todavía desconocidas, fueron fabricados en un horno ovalado que en principio fue confundido con una tumba.

Aún si no queda ninguna duda sobre la autenticidad del sitio, Glozel conserva todavía muchos misterios.



Efectivamente, debido sin duda a la fuertísima radioactividad natural de la región, los fechados son muy inconexos, y cuesta trabajo entender y a fortiori explicar la presencia en un mismo lugar, de objetos viejos de 17 000 años, 5 000 años, 2 500 años, 1 500 años ¡ e incluso de la Edad Media !



Queda también el enigma de la escritura que se encuentra en huesos grabados de 17 000 años, hasta ahora sin descifrar…

Presenta grandes semejanzas con :



* formas muy antiguas de la escritura fenicia.

* Pero también con cierto número de inscripciones alfabetiformes halladas en sitios magdalenienses, en Portugal, en Rumanía y en Francia.



¿ Acaso sería Glozel un antiguo lugar de culto, mágico, en donde estarían reagrupados objetos de diversas procedencias ?

Sólo se podrá levantar el velo del misterio estudiando seria y sistematicamente este lugar excepcional.

El Jarrón de Dorchester



El objeto en cuestión es un pequeño jarrón con forma de campana en su base y con una pequeña apertura en su parte superior. Sus medidas son: 114 milímetros de altura, 165 milímetros de diámetro en su base, 65 milímetros en su boca y un espesor medio de unos 3 milímetros. El pequeño jarrón está realizado completamente en zinc y está decorado con incrustaciones en plata, en las que se pueden apreciar seis adornos florales en sus laterales y una especie de vid o corona en su parte inferior. El trabajo decorativo y la perfecta manufactura del Jarrón de Dorchester denotan que su creador fue algún artesano experto en el moldeado de este metal.

Hasta aquí todo parece normal, a no ser porque esta curiosa pieza fue descubierta en el interior de una roca estratificada de unos cien mil años de antigüedad.

La primera y prácticamente única referencia histórica sobre el Vaso de Dorchester data del 5 de junio del año 1852, en la publicación de la revista Scientific American. En la Wikipedia se dice que fue en 1851, pero ese es un dato incorrecto. En el artículo en cuestión se cuenta que el jarrón fue encontrado tras unas voladuras en una mina de Meeting House Hill, en Dorchester (Massachusetts). El jarrón estaba fraccionado en dos trozos y según el artículo, se hallaba incrustado en el interior de rocas estratificadas a casi cinco metros de profundidad y con unos cien mil años de antigüedad.

En el artículo se echa de menos una serie de información que, en principio, es suficiente para no tomar demasiado en serio este objeto. En principio, no queda demasiado claro que el jarrón estuviese realmente “incrustado” en el interior de esa roca. Cuando se hallaron los trozos estaban sueltos y separados de ella, con lo cual es muy posible que simplemente estuviese enterrado en algún estrato o quizás, en esa roca existiese algún hueco o recoveco en el que se encontrara el jarrón. Tras la voladura, claro está, todo esto no se pudo comprobar y se dio por sentado que el jarrón se encontraba “dentro” de la roca. Por otro lado, tampoco existe una referencia sobre la datación ni sobre quien la llevó a cabo y en todo momento, se habla sobre la datación de la roca en cuestión y no sobre la del objeto que, como se puede suponer, en aquella época no existían medios para realizarla.


Algunos botánicos sentenciaron que las especies vegetales que aparecen en
el jarrón de Dorchester desaparecieron de la tierra hace miles de años…
En fin, un artículo con muchas incógnitas en el que incluso al final, se hace una pequeña referencia a los Tuba Cain, los primeros pobladores de la zona a los que veladamente se les atribuye la manufactura de este jarrón, allá por comienzos del siglo XVII.

Ante un artículo tan enclenque, los arqueólogos y expertos de la época no pudieron más que sonreír y dar la espalda a este supuesto Oopart, que huérfano de defensores deambuló por diferentes museos hasta que desapareció en lugar y fecha inconcretos. Es una lástima que el objeto no haya perdurado hasta nuestros tiempos para que se le pudiera realizar un estudio exhaustivo y de ese modo disipar todas las dudas, porque quien sabe, quizás mis suposiciones sean erróneas y quizás, hace cien mil años, cuando sobre la tierra tan solo habían proyectos de seres humanos, alguien se dedicaba a realizar con gracia y esmero este tipo de manufacturas.