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Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



martes, 11 de marzo de 2014

La vivienda poseída.

Esta es una de tantas historias que se escuchan por ahí, puede que sean leyendas urbanas transmitidas de boca a boca entre amigos y compañeros de clase. Pero lo mas interesante de esta historia, es que me recuerda a una vivencia que sufrió una familia, amigos y compañeros de trabajo de mi padre. Vivían en la zona residencial de Son Ferrer, es un grupo de fincas cercanas a Palmanova y que consta dentro del municipio de Calvià.

Dicha historia nos dice así…

“La Oui-ja no es un juego. En ocasiones puede tener un desenlace trágico. Eso fue lo que ocurrió en Noviembre del año 2001. El día 10, María Luisa, joven de quince años que vivía junto a su familia en una vivienda del municipio de Tomares, decidió practicar el conocido método de espiritismo junto a unas amigas. Resguardadas en la intimidad de su habitación, comenzaron a trazar palabras sobre el famoso tablero.

En mitad del “juego”, una entidad comenzó a amenazarlas, asegurando que una de ellas moriría. Las muchachas no hicieron caso a estas palabras, pero dejaron la Oui-ja  en ese preciso instante, marchando cada una a su casa. Tan sólo dos días después, María Luisa, sin haber presentado anteriormente un problema de salud, empezó a sufrir convulsivos vómitos y un extraño comportamiento, falleciendo de una parada cardio-respiratoria.

A esta tragedia familiar se sumó algo que comenzó a manifestarse el 14 de aquel mismo mes. En la habitación de la joven difunta se expandió el caos. Sus padres y hermana comenzaron a oír fuertes golpes dentro de ella, y al abrir vieron cómo la luz se encendía y se apagaba continuamente, mientras las muñecas de María Luisa se desplazaban solas de un lugar a otro.

Desde aquel día los fenómenos fueron continuos, principalmente en la cocina, donde los enseres salían volando por los aires, mientras las persianas y la luz se activaban a voluntad. En otras zonas de la vivienda lo insólito no era ajeno. En el pasillo, además de bajadas bruscas de temperatura, se dejó ver en ocasiones la figura vaporosa de una muchacha parecida a la joven fallecida, además de oírse pasos y golpes en las paredes. Incluso fue necesario atrancar las puertas con cuñas para evitar violentos portazos.  Hemos de sumar a esta hecatombe una extraña pintada que aparecía y desaparecía sola en el cuarto de María Luisa, y que rezaba:  Siempre estaré aquí.

La gota que colmó el vaso de la paciencia familiar fue lo sucedido durante una noche de febrero de 2002. Carmen, la hermana de la víctima, dormía tranquilamente en su cama. En mitad de la madrugada, como si de una película de terror se tratara, notó un viento frío dándole en la cara, mientras la puerta de la habitación se cerraba sola. Tras oír pasos de un ser invisible, los cajones de los muebles comenzaron a abrirse solos con una fuerza brutal, haciendo que la muchacha comenzase a gritar desconsoladamente. Los padres acudieron justo cuando las luces se encendieron solas, aunque tardaron en entrar, ya que una fuerza desconocida empujaba la puerta. Al día siguiente la familia abandonó el inmueble, dejándolo abandonado hasta el momento actual. Pero con ello no acabaron los fenómenos paranormales. Ahora eran los vecinos los que llamaban a la policía denunciando el sonido de fuertes golpes en la vivienda vacía, que les despertaba e incomodaba a mitad de la noche. Agentes de la policía acudieron en varias ocasiones a la vivienda, quedando aterrados y sin capacidad de reacción ante lo que allí vieron. A la baja temperatura, anormal si se la comparaba con la exterior, había que sumarle una niebla de varios centímetros que se había apoderado de varias estancias. Aquellos hombres fueron testigos de lo que allí pasaba, advirtiendo golpes, gritos y movimiento de objetos. Tras sentirse observados y acosados por una entidad no visible, los agentes huyeron como si los persiguiera el diablo”.

Referente a los acontecimientos desarrollados en Son Ferrer, no se produjo ninguna muerte por parte de la familia afectada. Pero tuvieron que tapiar la habitación del hijo mayor por haber jugado con la Oui-ja dentro de la estancia.

A los pocos meses, abandonaron el piso mientras los pequeños muebles y objetos del inmueble, se movían de un lugar a otro por el aire sin que hubiera nadie visible que los estuviera sujetando.

Ya comenté en una publicación anterior que la Oui-ja, no es ningún juego; al contrario, es algo muy serio que únicamente deberían utilizar personas realmente preparadas para enfrentarse a problemas de tal magnitud.

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