Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



lunes, 1 de septiembre de 2014

Tipología Del Vampiro

El vampiro babilónico, conocido bajo el nombre de ekimmu, era el espectro de un difunto que, al no encontrar reposo en la vida ultraterrena, intentaba en ésta adueñarse de las almas de los vivos. Además, existían variantes de estos demonios-vampiros, según el lugar en el que vivían; por ejemplo, los utuhhu vagaban por el desierto, camuflados entre las dunas de arena para atacar a los hombres; mientras que los maskinvolaban por los cielos gracias a sus grandes alas, provocaban los eclipses e incendiaban las colas de los cometas.

El vampiro egipcio era, como la mayoría de las divinidades del panteón, un híbrido entre animal y humano. Aparece la figura de Apoop o Uapuait, con cabeza de lobo, de perro o de chacal, provista de afilados colmillos con los que devora cadáveres humanos. Este tipo de deidades pasaron más tarde a integrar la lycópolis griega.

Entre los vampiros de la antigua Roma, aparte de las hermosas mujeres-vampiro, las striges, se encuentran los lémures, espíritus de los antepasados difuntos, susceptibles de convertirse en vampiros y llevar a cabo su actividad maléfica si no se les apaciguaba con complicados rituales destinados a impedir que volvieran a la tierra. Estos ritos (denominados en principio Remuria y, más tarde, por corrupción de la primera letra, Lemuria) fueron instituidos por Rómulo para expiar la muerte de su hermano Remo, y los llevaba a cabo el cabeza de familia.

El vampiro hindú, llamado rakshasa, es de naturaleza semidivina y hace gala de las más reprensibles pasiones (lujuria, glotonería y violencia). Su natural maléfico les impulsa a devorar los cadáveres humanos, con los que practicaban rituales caníbales; sin embargo, entre ellos se muestran lealtad y un cierto afecto filial. De aspecto repulsivo, pueden tomar cualquier forma que deseen a voluntad y son grandes aficionados a la magia. La ciudad donde habitan se encuentra en la isla de Ceilán (la actual Sri Lanka) y es extraordinariamente bella, pues está construida por Vivakarma, el arquitecto de los dioses; sobre ésta ejerce su poder el rey Râma.

El vampiro islámico, a pesar de su nombre, gulo, que remite a la palabra eslava ogoljen, presenta notables diferencias con los vampiros de la tradición cristiana. Era un ser demoníaco que se movía entre el cielo y la tierra, sin miedo a la luz solar, y que adoptaba un comportamiento bastante normal, a fin de pasar inadvertido. Solían habitar en los cementerios, practicaban la necrofagia y se les combatía con fuego. No chupaban la sangre a sus víctimas, posiblemente debido a que el los países árabes, por razones climatológicas, se tiene de por sí la costumbre de extraer la sangre de los animales comestibles, para conservar su carne en buen estado el mayor tiempo posible.

El vampiro rumano, llamado strigoi (derivado de striga, 'gritar', porque sus estridentes chillidos se oyen preferentemente durante la noche, cuando luchan entre sí), puede ser de dos tipos: por nacimiento o por haberse convertido en tal una vez muerto. El primer tipo posee dos corazones y una cola peluda que crece con el calor, apéndice que les confiere su fuerza. Los strigoi muertos, mucho más malignos, son sorprendentemente hábiles a la hora de metamorfosearse en insectos y otros animales nocturnos. Es significativo observar que si bien tienen forma humana, presentan gran cantidad de atributos animales en su físico, tales como patas de cabra, pezuñas o grandes orejas, características que se repiten con frecuencia en la iconografía infernal formando un conjunto muy homogéneo.

El vampiro eslavo-griego, que recibe el nombre de vlkodlak o vurdalak, reúne todas las características de varios seres fantásticos de la región montañosa de la Arcadia, en el Peloponeso, y es posible que se derive del culto a Zeus licio ("Zeus lobo"), cuyos sacerdotes se reunían una vez al año para comer una mezcla de carne humana y animal especialmente preparada para la ocasión; de hecho, el vurdalak nace de la mordedura de un licántropo, la cual, como la del vampiro, causa la mutación en el atacado después de la muerte. Del vampiro rumano hereda ciertas características cósmicas que le permiten ascender al cielo y devorar la luna, causando los eclipses, mientras que del vampiro griego conserva la piel tirante del cuerpo, con su aspecto congestionado y el color rojo sangre.
El radio de acción del vurdalak es siempre el mismo y siempre en ciclos de siete años, pasados los cuales debe cambiar de zona para comenzar un nuevo ciclo. Aunque sus hábitos son idénticos a los de todos los vampiros, uno de ellos los hace especialmente temibles: prefieren chupar la sangre de sus parientes más allegados y de sus amigos más íntimos. Para neutralizarlo se recomienda introducir en su ombligo un ramo de espino albar y, tras cubrir con rastrojos las partes peludas del cuerpo, prenderle fuego con una vela utilizada para velar a un muerto.

El vampiro gitano, denominado mulo, 'el que está muerto', aúna tradiciones antiquísimas de los países del este de Europa. La transformación en mulo sólo puede realizarla un muerto de la etnia gitana, nunca un payo, y su acción es de tipo sexual más que sanguinaria, lo cual supone un mal de menor categoría.

El vampiro chino presenta características muy similares a las hasta ahora citadas: recibe su fuerza de la Luna, adquiere su forma humana a expensas de un cadáver y realiza bellas acrobacias aéreas durante la noche. Con sus brillantes ojos que lucen en la oscuridad, largas uñas y un exuberante pelo blanco o verde cubriendo su cuerpo, presenta las mismas características satánicas que sus colegas europeos.

El vampiro americano fue de amplia difusión en ambos lados del continente, dada la importancia que tuvo la sangre en los rituales religiosos; desde el Pacífico hasta las Montañas Rocosas los propios indios desarrollaron actividades de tipo vampírico, como la antropofagia con los enemigos muertos y vivos o comer ciertas vísceras de los guerreros, lo que otorgaba al que las ingería las cualidades que representaban -el corazón, el valor o el coraje, o el cerebro, la inteligencia. En lo que respecta a su morfología, los americanos eran similares a los vampiros ya vistos, excepción hecha del mejicano, que se distinguía claramente por llevar el cráneo rapado, o del vampiro brasileño, que podía ser serpentiforme.

La figura femenina, la vampira, tuvo bastante importancia en América. Ya en época de la conquista española se citan ciertas brujas, llamadas civateteo, que succionaban la sangre de sus víctimas, preferentemente infantiles, hasta que morían por consunción. Otra modalidad de vampiro femenino fueron las iraguru, ancianas que habitaban en la isla de Granada (perteneciente a las Antillas, en el Caribe), a las que un pacto con el demonio dotaba de su enorme fuerza destructora, gracias a la cual obtenían la mayor cantidad posible de sangre humana de los lactantes. La misma superstición del vampiro femenino (lilith) aparece, curiosamente, entre un pueblo marcadamente monoteísta como el hebreo.
La imagen de la bruja asesina y devoradora de niños tuvo amplia difusión en las civilizaciones europeas, especialmente desde que en la Edad Media se proyectó en su figura el temor a la muerte y se convirtió a la mujer en portadora de la monstruosidad del género humano. En su versión moderna y humorística, el término vampiresa (o más familiarmente, vamp o vampi) se asoció a la femme fatale, una fémina atractiva y codiciosa, que utiliza en su provecho a los hombres que caen en sus redes.

La última mención es para el vampiro español, país en el que la idea del cadáver viviente es extremadamente antigua, como reseña el antropólogo Caro Baroja a raíz de sus estudios con pinturas rupestres. Muestra cómo en una sociedad eminentemente agrícola, en la que el culto y la religión estaban relacionados con la Naturaleza, tampoco es posible esquivar este tema, visible en representaciones pictóricas de seres de aspecto animal (perros o lobos con feroces colmillos, al lado de otros seres alados).


No hay comentarios:

Publicar un comentario