Atención Por Favor.

Ante todo nos dirigimos y agradecemos a todos por la ayuda que nos dan con este blog ya sean seguidores, oyentes del programa de radio y por sobre todo a todos aquellos propietarios de webs, blogs, libros y todos los lugares donde han obtenidos la información y nos han acercado a nuestro mail para que podamos publicarlas en este humilde blog, para que todas las semanas desde hace ya 7 años podamos compartir en dos emisiones las tantas historias, enigmas y misterios del universo que se van pasando de generación en generación y así reflejar esas viejas leyendas, historias, enigmas y misterios que de niños oímos mas de una vez y que nos asustaban en algunos casos como también en otras nos enseñaban a valorar y respetar esas narraciones.

Desde ya les agradezco a todos y pido disculpas si no se agrega la fuente por que muchos correos no la poseen y para no cometer errores no se agrega pero en este pequeño equipo estamos muy agradecidos para con todos. Muchísimas Gracias a todos en general por su valiosa información y por su cordial atención.

Equipo Infinito.



domingo, 11 de septiembre de 2016

El Ojo Como Simbolismo De Recepción y Expresión.

La figura de un ojo puede simbolizar recepción, y por consiguiente conocimiento, o por el contrario, expresión, y por consiguiente la manifestación hacia el exterior del poseedor del ojo.

En el primer caso, cuando la imagen del ojo simboliza recepción de información, el ojo abierto suele representar atención y cultura; el ojo cerrado es la negación de esta entrada de información por indiferencia, meditación, abstracción, sueño o muerte. Y la ceguera, que es una temible falta de información, expresa la deshomologación del sujeto con sus semejantes normales.

El sello de la Societas Ophthalmologica Europaea recoge en su ojo, junto al simbolismo del conocimiento, la expresión directa del órgano que la identifica. En una lágrima limitada por el nombre de la sociedad hay en la parte superior un sol con un surfóculo en su interior y rayos luminosos alrededor, sobre un fondo de cielo y nubes. Debajo aparece Zeus en forma de toro, raptando a la joven Europa y llevándola sobre el mar Mediterrráneo a Creta, donde engendraron a Minos.

Los sarcófagos egipcios tienen a veces pintados o en bajorrelieve dos ojos normales o un ojo de Horus, a fin de que el difunto que contienen pueda ver a su través el mundo que le rodea. Los ojo simbólicos citados expresan principalmente el conocimiento. Los ojos múltiples enfatizan más esta propiedad. Los ojos heterotópicos en posiciones claves, como las manos, aportan el conocimiento visual a lugares anatómicos que carecen de él, como se expondrá más adelante en el apartado de los ojos heterotópicos.

Curiosamente, el ojo que vigile la conducta humana en un futuro, probablemente sea un chip cibernético intracorporal con forma de surfóculus. La Historia de la humanidad ha mostrado que las doctrinas deontológicas suelen predicar la bondad, y esto sin duda ha mejorado paulatinamente el mundo, pero no ha impedido que continúe el abuso entre los hombres. La sociología basada en la evidencia hace pensar que previsiblemente esto mejorará muy lentamente en el futuro social inmediato. Por ello, es posible que en un futuro la ciencia cree un chip cibernético que se introduzca obligatoriamente en todos los humanos para identificar la exacta localización de ellos y de sus relaciones. El control de esta información será fácil y práctico, y una regulación legal obligará, cuando no se actúe contra la sociedad, a preservar la intimidad personal. Esto cambiará gradualmente la conducta humana universal, hasta convertir el respeto social en un hábito ético, e influirá decisivamente en la práctica moral (mos, moris, la costumbre). Este chip —el ojo que todo lo ve—, posiblemente tenga la forma lanceolar plana de un surfóculus, para facilitar su implantación intracorporal.

En el segundo caso, cuando la imagen del ojo ojo simboliza expresión, manifiesta y emite actitudes personales. El ojo visible se reduce a la córnea y esclero-conjuntiva de la superficie ocular expuesta, y esto es muy limitado para expresar los distintos estados de ánimo, porque sus posibles cambios, como el tamaño pupilar y la congestión o dilatación de los vasos de los trígonos episclero-conjuntivales expuestos no son prácticamente apreciables a simple vista. Por ello, la principal expresividad del ojo aislado casi se reduce a su posición: la orientación directa del ojo a un objeto o persona indica atención, éxtasis o dominio. No mirar directamente indica indiferencia, inferioridad o timidez. Mirar hacia abajo sumisión u obediencia. Mirar hacia arriba, abstracción, introspección o elevación a Dios.

Pero el ojo es la parte más importante del cuerpo en las interrelaciones personales, la primera parte que uno observa en otros. Por ello la relativa inexpresividad de los globos oculares se ha corregido complementándolos con la expresión de los párpados, las cejas, las lágrimas y otras partes de la cara y el cuerpo. Así, la evolución filogenética y de los usos culturales ha dado a los músculos de los párpados un rico repertorio de expresiones para emitir información y para expresar cosas tan variadas como órdenes, súplica, seducción, atención, fulminación, amor, miedo, ira, benevolencia, etc.

En las mitologías varias se recoge la emisión de expresiones de los ojos transformada en influencias que frecuentemente se exageran. Por ejemplo, en la leyenda griega de las tres gorgonas, una de ellas, Medusa, transformaba en piedra las cosas que miraba. Poseidon hizo el amor con Medusa en un templo de Atenea, y Atenea despechada, decidió vengarse y ordenó a Perseo matarla. Así, cuando Medusa dormía, Perseo mirándola no frontalmente, sino reflejada en su escudo para evitar verla directamente, la decapitó. Perseo recibió como premio las sandalias aladas.

En las culturas celtas también hay leyendas sobre el poder emanado de los ojos. Así, entre los celtas irlandeses, el héroe Tricastal, del Ulster, mataba a sus enemigos con sólo mirarlos. Y en la cultura hindú, el tercer ojo de Shiva, el frontal, representa el fuego que puede quemar y destruir lo que mira.


El mal de ojo es la influencia negativa que puede inducir en una persona o animal la mirada de algunas personas envidiosas o maléficas. La superstición del mal de ojo probablemente ya existía en pueblos prehistóricos, pero la primera vez que se documenta históricamente es en las culturas babilónica y egipcia. Posteriormente se ha comprobado que existió en todos los pueblos y culturas, y actualmente persiste en gran parte de la población mundial, especialmente en la campesina. Hay muchas formas de protegerse del mal de ojo, y entre ellas, son importantes los amuletos, como el Batra Giwargis, etíope, que tiene la curiosidad de incluir dos ojos, uno en sursumducción y el otro en deorsumducción, cosa doblemente curiosa porque habitualmente se ha achacado a los estrábicos una mayor capacidad de aojar. Pero el más conocido amuleto relacionado con un ojo pertenece a la cultura mahometana y es la «mano de Fátima». Fátima fue hija de Mahoma, y la representación de su mano con un ojo en el centro de la palma, protege de sufrir este mal al que la lleva.

Del Purgatorio y Otros Lugares Tenebrosos Del Más Allá.

La palabra limbus significa margen o linde, y hace referencia a una zona marginal del infierno. Inspiraba miedo porque se hablaba de él como un lugar sin esperanza. No obstante, comparándolo con el purgatorio, parece soportable. 

En el purgatorio las almas sufren en principio las mismas penas que los que están en el infierno. A diferencia de éstos y de los que están en el limbo, de vez en cuando tienen la esperanza de que el horror terminará alguna vez. Así, por una parte, el purgatorio se muestra como un compromiso entre la escatología de Orígenes y la de Agustín y, por otra, rompe el principio fundamental de que con la muerte ya no es posible ningún cambio de estatus moral ante Dios.

No sólo el delincuente puede estar activo en el proceso de purificación, sino que también los que le sobreviven pueden hacerlo. Desde la Edad Media la doctrina del purgatorio se convierte en un factor de significado marcadamente mercantil. Para protegerse a sí mismo del purgatorio y anticiparse a salvar a los suyos del fuego purificador, existía la posibilidad de donar “útiles espirituales” en forma de objetos sagrados o incluso conventos o iglesias; se podía encargar misas a los sacerdotes a cambio de una remuneración. 

El motivo: un miedo inimaginable ante el tenebroso más allá. Naturalmente sólo los católicos debían tener este miedo. Los ortodoxos no conocen el purgatorio, ni los protestantes. Allí siempre ha dominado la teoría de Orígenes de la apocatástasis; y también faltaba la doctrina del pecado original y se criticaba su falta de base doctrinal en las escrituras. Los reformadores también lo hicieron. 

Además, se escandalizaron de la idea de beneficio que veían detrás de los auxilios para los difuntos. Los latinos, en cambio, se dejaban guiar por un pensamiento estrictamente jurídico. Con la modernidad empezó un proceso que Michael N. Ebertz llamó irónicamente “la civilización de Dios”. Mientras los predicadores, siguiendo la pedagogía conservadora de habitual, hacían la vida imposible a sus oyentes, los teólogos tenían en mente suavizar el rigorismo escatológico. Esta tendencia culminó en la segunda mitad del siglo pasado: Dios ya no es el jurista supremo, sino el amor máximo. Se impone una “despenalización” del más allá (Ebertz).


Cierto que todos los teólogos sostienen la existencia del infierno, ya que de otro modo no se aguantaría la realidad de la libertad del individuo. El infierno se vuelve una posibilidad real para los que se apartan voluntariamente y de forma definitiva de Dios. Está por ver si existen estas personas. 

De esta tendencia a suavizar las cosas se aprovechan el limbus puerorum y el purgatorium. Se cuestiona completamente la existencia del limbo. 

El punto final hasta el momento lo establece el estudio de la Comisión Papal de teólogos del año 2007. El purgatorio, antes un lugar exactamente paralelo al fuego del infierno, pasa a ser un lugar de dolorosa “maduración posterior”, pero sin penas sensibles. Para Yves Congar el purgatorio es un proceso de liberación. Esta nueva visión ha marcado la reforma de la liturgia postvaticana de los difuntos. Se acentúa el carácter pascual de la muerte, retrocede el carácter castigador del juicio y se pone en el centro la bondad de Dios.

Los Mitos De La Luna y Su Influencia En Las Distintas Culturas

De acuerdo con las creencias de los pueblos antiguos, la Luna era una presencia benéfica, cuya luz no sólo favorecía, sino que posibilitaba el crecimiento. Era la fuerza fertilizadora responsable de que las semillas germinaran, las plantas dieran fruto y los animales pudiesen concebir a sus vástagos. Se pensaba entonces, que la mujer debía tener idéntica naturaleza, no sólo por su tendencia a “hincharse” igual que la Luna, sino que también por sus coincidentes ciclos menstruales. Tanta es la conexión entre la Luna y la mujer, que la palabra menstruación significa “cambio de luna”, incluso, en muchos idiomas, se denominan ambas con el mismo término. A través de la mitología, la Luna ha sido, como elemento cósmico, fuente de innumerables mitos y leyendas y ha simbolizado el principio pasivo pero fecundo de la vida. Este simbolismo, impregnado de connotaciones maternales se encuentra presente en gran parte de las culturas, tanto orientales como occidentales.

ÁFRICA
Para la monarquía africana de Dahomey, localizado en la República de Benin, Gleti es la diosa de la luna, y la madre de todas las estrellas. Para los masáis, de la República de Kenia, la diosa lunar es Olapa, casada con el dios sol Enkai. Los masáis explican que las partes más oscuras de la luna se deben a que un día en que discutieron, en su furor Enkai golpeó a Olapa, dejándole un ojo hinchado, la cual se puede observar en luna llena. La etnia negra de Senegal considera al sol y a la luna como superiores a los demás astros. El brillo, el calor y la luz que se desprenden del astro rey impiden que seamos capaces de mirarlo fijamente. En cambio, a la Luna podemos contemplarla con insistencia sin que nuestros ojos sufran daño alguno. Ello es así porque, en cierta ocasión, estaban bañándose desnudas las madres de ambas luminarias, mientras el sol mantuvo una actitud cargada de pudor, y no dirigió su mirada ni un instante hacia la desnudez de su progenitura, la Luna, en cambio, no tuvo reparos en observar la desnudez de su antecesora. Después de salir del baño, le fue dicho al Sol: “Hijo mío, siempre me has respetado y deseo que la única, y poderosa deidad, te bendiga por ello. Tus ojos se apartaron de mí mientras me bañaba desnuda y, por ello, quiero que desde ahora, ningún ser vivo pueda mirarte a ti sin que su vista quede dañada”. Y a la Luna le fue dicho: “Hija mía, tú no me has respetado mientras me bañaba. Me has mirado fijamente, como si fuera un objeto brillante y, por ello, yo quiero que, a partir de ahora, todos los seres vivos puedan mirarte a ti sin que su vista quede dañada ni se cansen sus ojos”.

ASIA
La milenaria cultura china no escapa a la fascinación que se tiene a la luna. Es tal la fascinación que una de las festividades familiares más importante es el festival de medio otoño, donde según los chinos, la luna llena de medio otoño es mucho más brillante que cualquier otra luna llena. A diferencia de otros mitos, los chinos creen que en la luna vive atrapada una mujer llamada Chang-E, esposa del legendario Hou Yi, quien derribó nueve de los diez soles que existían en la antigüedad y que por el calor de los diez soles, quemaban o abrasaban los cultivos y las personas sufrían de infertilidad. Como premio a la hazaña, la reina de la corte celestial regaló a Hou Yi un elixir para ser inmortal, pero como Hou Yi amaba mucho a su esposa, y no quería perderla, le dio a Chang-E el elixir para que ella lo guardará, pero uno de sus aprendices conoció el secreto de Hou Yi, por lo que un día en la cual Hou Yi fue a la cacería, el aprendiz se quedó fingiendo estar enfermo para robar el elixir, se metió en la recámara de Hou Yi y forzó a Chang-E a darle el elixir, como ella sabía que no podía contra este aprendiz, tomo el elixir y comenzó a flotar cada vez más lejos de la tierra, pero como Chang- E no quería dejar a su esposo se detuvo en la luna la cual es el astro más cercano a la Tierra. Cuando Hou Yi se enteró de lo que pasó, se enojó muchísimo y comenzó a mirar a la luna y llamar a Chang-E. Mirando la luna descubrió que dentro de ella estaba la silueta de una mujer parecida a Chang-E. Otra leyenda muy difundida dice que el festival de medio otoño conmemora el día en que los chinos se rebelaron contra los mongoles durante la dinastía Yuan en el siglo XIV. Como era imposible hacer planes para una rebelión, ya que las reuniones grupales eran prohibidas y tan pronto se reunían, los mongoles los dispersaban. Un día se dieron cuenta que los mongoles no comían los pasteles de luna, así que idearon el ataque a los mongoles en el 15° día del 8° mes, por lo que solicitaron permiso para distribuir miles de pasteles de luna a los residentes chinos en la ciudad para que dieran larga vida al emperador mongol. Pero dentro de cada pastel se escondía un papel que decía “maten a los mongoles en el 15° día del 8° mes”. En la noche del festival de la luna los rebeldes tuvieron éxito atacando y sacando a los mongoles del país. El fin de la dinastía de los mongoles le siguió la dinastía Ming. Es tal la fascinación del pueblo chino por Chang-E, que en el programa chino de exploración lunar decidieron llamar Chang-E-1 a la primera sonda espacial no tripulada que llegó a la luna en diciembre de 2007, con el fin de obtener fotografías tridimensionales de la superficie lunar para el análisis de composición y medir el grosor del polvo lunar. En la religión indostana, la deidad lunar se llama Anumati, la diosa del intelecto, de la niñez, de la espiritualidad y de la prosperidad, mientras que Soma, representa al dios de la luna, el elixir de la inmortalidad. Para los practicantes del hinduismo los cambios de fase se deben a que los dioses van tomando el elixir y como se agota, la luna va desapareciendo. En la mitología Polinesa, Ina es una deidad lunar quien se encuentra casado con Marama, la diosa de la noche. En la mitología hawaiana, Lona es una de las deidades lunares femeninas quien se enamoró de un mortal llamado Ai Kanaka y vivieron juntos hasta que éste murió de vejez. Mahina es otra deidad lunar. La palabra Mahina significa luna en el idioma hawaiano. Para la región polinesio-malayo, en las islas Filipinas, la mitología tagalo, la deidad lunar es representado por Mayari, la más bella deidad del corte Bathala. En Nías, una isla de Indonesia, Silawe Nazarate es el nombre de la diosa luna y simboliza la vida en el universo. Para la región de Urartu, compartida por la república de Armenia, Irán y Turquía, Selardi representa a la diosa lunar. En la región iraní, Mah es el lenguaje avestico para la deidad lunar. Para los fenicios, en la región ocupada por Siria, Líbano e Israel, Tanit es la diosa lunar, Tania, quien adquirió una gran importancia en Cartago, donde era representada por un triángulo con una línea horizontal en su vértice superior, sobre el que descansaba un círculo.

EUROPA
En la región Ibérica, para los portugueses, Atégina es la diosa de la luna, y representa la fertilidad, la naturaleza y curación. En la región vasca, Ilargi es el nombre de la luna, quien es la hijade la madre Tierra.Los etruscos, en la región de Toscana, Italia, Losna es la diosa lunar.En la mitología griega existen muchas deidades lunares, siendo Selena la más sobresaliente, Selena juega un papel fundamental en el panteón mitológico griego, tal que dentro de los himnos homéricos, una colección de treinta y dos himnos dedicados a distintos personalidades y dioses griegos, se encuentra un himno a Selena. En Alemania Occidental o en el Reino de los Países Bajos, Tanfana es la diosa lunar hasta que se casó convirtiéndose en la reina madre. En la Lusacia alemana Zislbog es la diosa lunar en la mitología wendos.

AMÉRICA

Las creencias de la influencia de la luna son diversas en los pueblos latinoamericanos, por ejemplo en la agricultura, se dice que la siembra de cereales, frutales, flores deben depender en qué parte de las constelaciones se encuentra la luna y la fase de la luna; en cuanto a la salud, algunos aconsejan que no debe someterse a intervenciones quirúrgicas en días de luna llena o luna nueva. Otras creencias dicen que una mayor cantidad de partos naturales generalmente ocurren durante la luna llena o que no es aconsejable lavarse el cabello en luna llena, puesto que se le puede caer. En México, para el pueblo otomí, cuando sus antepasado llegaron al Altiplano Mexicano no tenían ningunos ídolos ni adoraban cosa alguna; sólo miraban al cielo. Como observadores de la Luna, los otomíes erigieron en Metztitlan, que quiere decir lugar de la luna, un importante santuario y la consideraran su deidad principal. La llamaban Madre Vieja ya que era la madre creadora de los otomíes y representaba a la Luna y a la Tierra a la vez. Su consorte, el Padre Viejo, era el dios del fuego. Para los Mexicas, antiguamente conocidos como Aztecas, la luna llamada Metztli, era una deidad importante, mientras que Meyaguel es otra deidad de origen lunar. Otra deidad asociada a la luna “la ataviada de caracoles” es Coyolxauhqui, considerada hermana del dios solar Huitzilopochtli, el que al nacer acaba con aquélla y con los llamados centzon huitznahua que representaban a las innumerables estrellas en el cielo nocturno. En cambio para los mayas, la luna es representada por un hombre, en este caso Popol Vuh, los héroes gemelos mayas, quienes finalmente fueron transformados en sol y luna. Para los mayas de la región de Chiapas la luna no es la esposa del sol, sino su madre o su abuela, llamada Ix Chel, la señora del arcoiris. Es en esta mitología que se encuentra el origen del conejo lunar responsable del resurgimiento de la vegetación silvestre. Los Mayas fueron quienes lograron las observaciones más precisas del ciclo lunar. Los sacerdotes mayas podían calcular la posición de la Luna en fechas de un remoto pasado y también hacia el futuro. Es sorprendente que llegaran a tener observaciones tan precisas disponiendo de medios tan rudimentarios de observación. Sinduda, esto fue posible en parte gracias a la motivación espiritual, al escrupuloso cuidado y a la agudeza del ingenio de los conocedores mesoamericanos del cielo.En la mitología pre incaica cerca del lago Titicaca, la diosa lunar se llama Ka-Ata-Killa. Mama Quilla, en la mitología inca es la diosa luna y era la tercera en rango, considerada la diosa del matrimonio, el siglo menstrual y una protectora de las mujeres. Tiene una predominancia dentro del calendario inca. Se dice además que los eclipses ocurren cuando es atacado por un animal.Aunque no se han encontrado mitos o leyendas acerca del origen de la luna, los habitantes de las tribus Algoquianas, nativos indígenas de Norteamérica nombran a la luna llena dependiendo de la naturaleza, las estaciones, y las actividades que realizan: por ejemplo en enero, la luna es nombrado como la luna del lobo – ya que en medio del frío invierno, los lobos comienzan a aullar alrededor de las villas de los indios nativos; en febrero, la luna de nieve, ya que generalmente las nevadas son más frecuentes y ocurren durante este tiempo; en marzo, la luna puede llamarse la luna del gusano, puesto que el gusano reaparece removiendo la tierra y la hace apto para la agricultura, o la luna del cuervo, por el graznido de estas aves que señala el fin del invierno; en abril, la luna se conoce como la luna rosada – ya que los pastizales son de color rosado; en mayo, la luna se conoce como la luna de las flores – ya que las flores abundan por doquier por ser tiempo de primavera; en julio, el mes de los machos, ya que a los ciervos más jóvenes se les comienzan a desarrollar los cuernos en su cabeza durante esta época, en otras tribus se conoce como la luna de los truenos, por los constantes truenos que suceden; en agosto, es la luna de los esturiones, ya que es en este tiempo donde se capturan de manera amplia estos peces, en otras tribus nativas, la conocen como la luna roja porque al atardecer el cielo tiene una apariencia rojiza en el horizonte; en septiembre, es la luna más famosa de todas, porque es la luna de la cosecha, es la fecha más cercana al equinoccio de otoño y es el inicio de la temporada de cosecha; en octubre, la luna es conocido como la luna del cazador – es el tiempo donde comienza la caza de los venados para guardar en los meses venideros de invierno; en noviembre aparece la luna de los castores– se colocan las trampas para castores antes que se congelen los pantanos para tener una dotación segura de abrigos de invierno; en diciembre llega la luna fría – ya que es la época del invierno aunque otras tribus la conocen como la luna de noches largas – por que sus noches son más largas y frías.En Panamá, las creencias y costumbres no se alejan de otros pueblos latinoamericanos, Castillo y Medina encontraron que hay distintas actividades que se deben realizar dentro de un intervalo entre las fases lunares, llamado “cambio de luna”, por ejemplo el corte de madera, la siembra, la cosecha. Aunque no encontraron una explicación coherente de lo que se entiende por “cambio de luna”.Para el pueblo kuna, a diferencia de otras culturas, no tienen a la luna ni como una deidad, pero sí ciertas supersticiones, por ejemplo: no se debe mirar la luna nueva, puesto que su figura encorvada puede contagiar sus defectos a los futuros hijos, cuando hay eclipse lunar no se debe mirar hacia arriba, por que puede ocasionar distintas enfermedades. A los albinos se le conoce como los “hijos de la luna”, y son para la cultura kuna unos seres muy especiales ya que se consideraban muy bendecidos por Bab Dummat, el padre creador.Tan bendecidos son los albinos que Bab Dummat les tiene preparado una pareja en su morada. Como en otras culturas, se creía que los eclipses lunares se debían a que una bestia se devoraba la luna y los únicos que podían ahuyentar a la bestia eran los “hijos de la luna” que cuando había el eclipse, se sacaba al albino al patio de la casa con un arco y flecha para que le disparará a la bestia.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Una Historia De Fantasmas

Parece ser que las fotografías de fantasmas han existido desde siempre, pero no es así, curiosamente las entidades fantasmales no aparecieron durante los primeros años de la fotografía (principios de 1839).

No fue hasta que la doble exposición hizo presencia que los fantasmas empezaron a hacer de las suyas en las exposiciones fotográficas. Esto ocurrió en 1861 cuando un fotógrafo de Boston llamado William H. Mumler descubrió estas figuras en sus fotos cuando reciclaba material de impresión.

Entonces fue cuando el espiritismo entró en acción, Mumler empezó a producir fotografías espiritistas para gente crédula.

Además de crear fotos falsas de fantasmas mediante dobles exposiciones, otra de sus técnicas era el aprovecharse de las largas exposiciones eran necesarias en aquella época a la hora de tomar fotografías. Un asistente salía por detrás de una cortina y se ocultaba de nuevo, todo esto a la mitad de una fotografía de larga exposición con una persona quieta, el resultado era un espíritu transparente a un lado de un cuerpo sólido.


Años más tarde, y después de que Mumler fuese acusado de estafa, el gusto por este tipo de fotografías se mantuvo, y muchas personas se retrataron usando esta técnica , esta vez con fines estéticos.

El Hombre Que Se Cayó De La Cama.

Hace muchos años, siendo yo estudiante de medicina, una de las enfermeras me llamó sumamente desconcertada, y me explicó por teléfono esta extraña historia: tenían un paciente nuevo, un joven, que acababa de ingresar aquella mañana; les había parecido muy agradable, muy normal, durante todo el día... en realidad, hasta hacía unos minutos en que, tras adormilarse un rato, se había despertado. Estaba muy nervioso, muy raro, no parecía el mismo. Se había caído de la cama, no se sabía cómo, y ahora estaba sentado en el suelo, dando voces y armando un verdadero escándalo, y se negaba a acostarse otra vez. ¿Podía, por favor, ir allí y resolver aquel problema?

Cuando llegué me encontré al paciente echado en el suelo junto a la cama mirándose fijamente una pierna. Había en su expresión cólera, alarma, desconcierto y cierta divertida curiosidad... pero lo que predominaba era el desconcierto, con un punto de consternación. Le pregunté si quería volver a acostarse, o si necesitaba ayuda, pero estas sugerencias parecieron alterarle y me hizo un gesto negativo.

Me puse en cuclillas a su lado y fui sacándole la historia allí, echado en el suelo. Había ingresado aquella mañana para unas pruebas, me dijo. No tenía ningún problema, pero los neurólogos, al comprobar que tenía la pierna izquierda «holgazana» (ésa había sido la palabra exacta que habían utilizado) creyeron oportuno ingresarlo. Se había sentido perfectamente todo el día y al atardecer se había quedado adormilado. Cuando despertó se sentía bien también, hasta que se movió en la cama. Entonces descubrió, según sus propias palabras, «una pierna de alguien» en la cama... ¡una pierna humana cortada, era horrible! Al principio se quedó estupefacto, asombrado, acongojado... jamás en su vida había experimentado, ni imaginado siquiera, algo tan increíble. Tanteó la pierna con cierta cautela. Parecía perfectamente formada, pero era «extraña» y estaba fría. De pronto tuvo una inspiración.

Ya sabía lo que había pasado: ¡Era todo una broma! ¡Una broma absolutamente monstruosa y disparatada pero bastante original! Era el día de Año Viejo y todo el mundo estaba celebrándolo. La mitad del personal andaba achispado; todos gastaban bromas, tiraban petardos; una escena de carnaval. Evidentemente una de las enfermeras que debía tener un sentido del humor un tanto macabro se había introducido subrepticiamente en la Sala de Disección, había sacado de allí una pierna y luego se la había metido a él en la cama para gastarle una broma cuando estaba aún completamente dormido. Esta explicación le tranquilizó mucho; pero considerando que una broma es una broma y que aquélla se pasaba ya un poco de la raya, lanzó fuera de la cama aquella pierna condenada. Pero, y en este punto perdió ya el tono coloquial y se puso de pronto a temblar, se puso pálido, cuando la tiró de la cama, sin explicarse cómo, cayó él también detrás de ella... y ahora la tenía unida al cuerpo.

–¡Mírela! –chilló, con una expresión de repugnancia–. ¿Ha visto usted alguna vez algo tan horrible, tan espantoso? Yo creí que un cadáver estaba muerto y se acabó. ¡Pero esto es misterioso! Y no sé... es espeluznante... ¡Parece como si la tuviera pegada!
La asió con las dos manos, con una violencia extraordinaria e intentó arrancársela del cuerpo y al no poder, se puso a aporrearla en un arrebato de cólera.
–¡Calma! –dije–. ¡Tranquilícese! ¡No se ponga así! No debe aporrear esa pierna de ese modo.
–¿Y por qué no? –preguntó irritado, agresivo.
–Porque esa pierna es suya –contesté–. ¿Es que no reconoce usted su propia pierna?
Me miró con una expresión en la que había estupefacción, incredulidad, terror y curiosidad a la vez, todo ello mezclado con una especie de recelo jocoso.
–¡Vamos, doctor! –dijo–. ¡Está usted tomándome el pelo! Está usted de acuerdo con esa enfermera... ¡no deberían burlarse así de los pacientes!
–No estoy bromeando –le dije yo–. Esa pierna es suya.
Vio por mi expresión que hablaba completamente en serio... y se pintó en su rostro una expresión de absoluto terror.
–¿Dice usted que es mi pierna, doctor? ¿No decía usted que ha de saber uno si una pierna es suya o no lo es?
–Desde luego que sí –contesté–. Uno debe saber si una pierna es suya o no. Me parece increíble que uno no sepa eso. ¿No será usted el que está de broma todo el rato?
–Le juro por Dios que no... uno ha de reconocer su cuerpo, lo que es suyo y lo que no lo es... pero esta pierna, esta cosa –otro estremecimiento de repulsión– no parece una cosa buena, no parece real... y no parece parte de mí.
–¿Qué es lo que parece? –le pregunté lleno de desconcierto, porque por entonces yo estaba ya tan desconcertado como él.
–¿Qué es lo que parece? –repitió lentamente mi pregunta–. Yo le diré lo que parece. No se parece a nada de este mundo. ¿Cómo puede ser mía una cosa así? No sé de dónde puede venir esto...
Su voz se apagó. Parecía aterrado, lleno de estupor.
–Escuche –le dije–. Me parece que usted no se encuentra bien. Déjenos que volvamos a echarle en la cama, por favor. Pero quiero hacerle una última pregunta. Si esto, esta cosa, no es su pierna izquierda –él había dicho que era una «falsificación» en determinado momento de nuestra charla, y había expresado su asombro por el hecho de que alguien se hubiese molestado en «fabricar» un «facsímil»– entonces ¿dónde está su pierna izquierda?
Volvió a ponerse pálido, tan pálido que creí que iba a desmayarse.
–No sé –dijo–. No tengo ni idea, ha desaparecido. No está. No la encuentro por ninguna parte...
Postdata
Después de publicarse esta historia recibí una carta de un eminente neurólogo, el doctor Michael Kremer, en la que me decía:

Me pidieron que viese a un paciente muy extraño en el pabellón de cardiología. Tenía fibrilación atrial y había disuelto un gran émbolo que le producía una hemiplejia izquierda, y me pidieron que le viese porque se caía continuamente de la cama de noche y los cardiólogos no podían descubrir el motivo.
Cuando le pregunté lo que pasaba de noche me dijo con toda claridad que cuando despertaba en plena noche se encontraba siempre con que había en la cama con él una pierna peluda, fría, muerta, y que eso era algo que no podía entender pero que no podía soportar y, en consecuencia, con el brazo y la pierna sanos la tiraba fuera de la cama y, naturalmente, el resto del cuerpo la seguía.

Era un ejemplo tan excelente de pérdida completa de conciencia de una extremidad hemipléjica que no pude lograr que me explicara, es curioso, si su pierna de aquel lado estaba en la cama con él, a causa de lo obsesionado que estaba con aquella pierna ajena tan desagradable que había allí.

Horóscopos y Medicina.

La astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las personas, y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros. Supone el llegar a ese conocimiento mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. 

Las personas que practican la astrología sostienen que las posiciones de éstos ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus características físicas. La palabra «astrología» significa ‘estudio de los astros’. 

Proviene del griego: αστρολογία (astrología), de άστρον (ástron): ‘estrella’ y λόγος (logos): ‘palabra, estudio’. En la Antigüedad, la astrología concurría con la astronomía (estudio científico de los cielos), pero ambas se fueron separando después del Renacimiento a raíz del racionalismo). El empleo de esta disciplina en el mundo actual, con la pretensión de ser conocimiento válido, la vuelve una pseudociencia.

Entre la medicina y la astrología han existido siempre lazos muy estrechos. Hasta el siglo XVIII las dos ciencias estuvieron mezcladas, siendo el estudio de la astrología parte de la formación médica y el elemento vital en el tratamiento de la enfermedad. Se levantaba un horóscopo en el momento en que el paciente caía enfermo que servía como guía para saber en qué momento vendría la crisis de la enfermedad y que medicina podían recetar. Se pensaba que las partes del cuerpo estaban regidas por determinados planetas y signos, que a su vez estaban asociados a determinadas enfermedades. Según Hipócrates (460 a.C.) “Un médico sin conocimientos de astrología no puede considerarse a sí mismo un médico”.

Los principios de la medicina astrológica se encuentran expresados por primera vez en los escritos de Hermes Trimegisto. En estos escritos se destaca que el hombre (microcosmos) reproduce en miniatura la estructura del Universo (macrocosmos). El hombre está regido por las mismas leyes que gobiernan el macrocosmos y en él se reproducen en pequeño las mismas dinámicas que mantienen la armonía de las esferas celestes. Ésto llevó a atribuir a cada signo zodiacal y a cada planeta una influencia directa sobre una determinada parte del cuerpo humano. Sostiene además, que los diferentes males son específicos de los distintos decanatos, o divisiones decimales de los signos. Por ejemplo, los malestares del estómago se señalan en el primer decanato de Virgo.

Hipócrates crea la teoría de que el carácter humano era el resultado del equilibrio de cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Estos cuatro humores estaban relacionados en astrología con las triplicidades - los cuatro grupos de signos: de fuego, de tierra, de agua y de aire -. Sin embargo estas conexiones a veces resultan erróneas. Géminis, por ejemplo, es un signo de aire, y por lo tanto sanguíneo, pero el humos melancólico (bilis negra) está conectado con Mercurio, regente de Géminis, y la tristeza, el aburrimiento y la debilidad difícilmente forma parte de un carácter mercuriano. Las características de cada grupo son:
1. Sangre, primavera, aire, hígado, templado y húmedo, sanguíneo, artesano, valiente, esperanzado.
2. Bilis, verano, fuego, vesícula, seco y caliente, colérico, idealista, fácil de enojar, mal temperamento.
3. Bilis negra, otoño, tierra, bazo, frío y seco, melancólico, guardían, abatido, soñoliento, depresivo.
4. Flema, invierno, agua, cerebro, frío y húmedo, flemático, racional, calmado, indiferente.
Galeno (130 d. C.), padre de la fisiología experimental, escribe «Pronóstico de las enfermedades por la astrología», en el que habla de la influencia de las fases de la Luna sobre la salud. La medicina practicada por Galeno se basaba en la teoría de los cuatro humores de Hipócrates relacionados con los cuatro elementos y con las cualidades de éstos, así:

El fuego es caliente y seco.
El aire es caliente y húmedo.
La tierra es fría y seca.
El agua es fría y húmeda.

En cuanto a los humores, las cualidades se distribuyen así:
- La sangre, caliente y húmeda.
- La flema, fría y seca.
- La bilis negra, fría y seca.
- La bilis amarilla, fría y húmeda.

Las teorías médicas de Galeno son las que rigen la medicina hasta el Renacimiento. Así, Avicena, el más famoso médico árabe, era un ferviente partidario de las teorías galénicas. Los árabes fueron los primeros en relacionar las cualidades curativas de las plantas con los signos o planetas. Se usaron varios sistemas de atribución para decidir qué planeta regiría una planta, generalmente a través de las triplicidades. Por ejemplo, Marte era considerado caliente y seco, por lo tanto regiría plantas con sabor acre o picante: eléboro, tabaco o mostaza.

Tiene que aparecer la genial figura de Paracelso (1493), para que la medicina tome un nuevo rumbo. - Paracelso se rebela contra las teoría de Galeno y, viajero infatigable, está abierto a todas las enseñanzas, aunque éstas vinieran de brujas y curanderos. Un concepto fundamental en Paracelso es la interrelación de toda actividad del universo, en el que todo fenómeno tiene una influencia sobre los demás; por lo tanto, para él, el signo de un planeta específico grabado sobre un talismán estaba dotado de fuerzas astrales. En cuanto a las causas de la enfermedad, de las cinco que Paracelso considera, una es «Ene Astri», la influencia de las estrellas; pero sin admitir su completo control del destino de los seres humanos. Consideraba que el significado de los signos y los planetas en relación con el cuerpo humano era el siguiente:

- Aries rige la cabeza, oídos y cerebro.
- Tauro rige el cuello y garganta y las enfermedades de éstos, como la ronquera, tortícolis y semejantes.
- Géminis rige los brazos, hombros y manos.
- Cáncer rige el pecho y el vientre superior.
- Leo rige el corazón y la sangre.
- Virgo rige los intestinos y las entrañas.
- Libra rige los riñones y la vejiga.
- Escorpio rige las partes «privadas» y causa el mal. francés (sífilis).
- Sagitario rige los muslos y las fiebres ardientes.
- Capricornio rige las rodillas y causa melancolía.
- Acuario rige las piernas, la ictericia negra, la cojera y las hinchazones.
- Piscis rige los pies y la gota de esas partes.

Respecto a los Planetas:
- El Sol es seco, caliente y sanguíneo, y actúa principalmente sobre el corazón.
- La Luna es húmeda, fría y flemática, y actúa principalmente sobre el estómago.
- Venus es húmeda, fría y colérica, y actúa principalmente sobre la vejiga y los riñones.
- Marte es seco y caliente, y actúa principalmente sobre la cabeza y el cerebro.
- Saturno es seco y frío, y actúa principalmente sobre las piernas y causa hidropesía y bilis.
- Júpiter es húmedo y caliente, y actúa principalmente sobre los hombros y pulmones.
- Mercurio es húmedo y frío, y actúa principalmente sobre los hombros y pulmones.

Nicolás Culpeper (1616-1654) confecciona un herbario en el que agrupa las plantas de acuerdo con las enfermedades que curan. Distribuye las plantas según sus propiedades curativas. La agrimonia es buena para los dolores de hígado, luego Júpiter rige la agrimonia. Cada planeta se convierte en “señor de un día” (Luna/Lunes, Marte/Martes…) y las hierbas recogidas en el día de su planeta, sobre todo entre la primera y la octava hora, son las más eficaces. El también considera imprescindible levantar él horóscopo del paciente antes de decidir cualquier tipo de medicación; y una vez estudiado aquél, proceder con gran cautela a la elección de las plantas adecuadas.


¿Cómo funciona la predicción de la enfermedad? Un mapa natal es la posición de los planetas en el momento y el lugar de nacimiento de una persona, dichas posiciones se determinan con grados de longitud en el círculo zodiacal. El mapa no es "el signo de una persona". Se considera la posición por grado y minuto de todos los planetas del sistema solar, direcciones de estrellas fijas, puntos activos, etc. En él la Tierra se proyecta como "doce Tierras" (son las "casas") y genera doce puntos muy activos que hay que considerar. Si tomamos los 360 grados de arco del Zodíaco, a cada grado le corresponde un órgano y una función fisiológica. Y cada grado se puede subdividir en minutos de arco, teniendo una "disección" más detallada. Un grado anatómico significa que si hay en el mismo un planeta en el momento de nacer, lo afectará de un modo u otro. Una vez conocidos los síntomas, se busca puntos anatómicos y fisiológicos atacados por planetas, en posiciones natales y por tránsito (planetas reales que transitan por los grados correspondientes) y se plantea el origen de la enfermedad y su posible cura.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El camino místico de la Oca

"El juego de la Oca" parece un simple juego de mesa, pero son diversas las hipótesis que lo enlazan con la mística.

Algunos autores remontan el origen del juego de la oca al asedio de Troya en el que, según la leyenda, los guerreros griegos inventaron juegos para soportar los tediosos días. Así, para muchos el primer juego de la oca es el llamado Disco de Phaistos, una espiral de arcilla dividida en casillas por ambas caras con dibujos de aves grandes. Este disco fue descubierto en Creta en 1908 y los expertos remontan su origen al 2000 a.C. Se atribuye su creación a Palámides, hijo del rey de Eubea. Para otros, fue la Florencia del siglo XVI el lugar originario, siendo Francisco de Médicis su gran impulsor. Médicis regaló un ejemplar de este juego a Felipe II, introduciéndose así en España.

La oca ha sido considerada por la mitología como un animal sagrado y benéfico. En la antigua Roma se la tenía como animal protector de las casas, pues alborotaba cuando llegaban extraños. En Egipto se han encontrado pinturas en las que del pecho de la momia del faraón salían estos animales. Así, es posible que una orden mística como la templaria adoptara esta iconografía para transmitir su mensaje. Los templarios, que surgieron en 1118 como guardianes de los lugares santos de Jerusalén en las cruzadas, eran mitad monjes y mitad guerreros. Los templarios europeos podrían haber tenido la misión de proteger el camino de Santiago y la basílica del apóstol como lugar santo de peregrinación. El juego sería el camino y las ocas representarían los lugares seguros donde podrían refugiarse los guerreros de esta orden. Las otras casillas como el pozo, la posada, el laberinto o la muerte serían lugares no seguros para la Orden. Por ejemplo, la casilla número 58 representa la muerte y el temple fue acusado de venerar a Baphomet, que significa cabeza 58 (caput LVIII, para muchos el cráneo de María Magdalena); algo que les costó la persecución y condena de la Santa Inquisición.

Algunos hacen cábalas matemáticas y van más allá, apostando por mensajes ocultos en el tablero. Estas suposiciones se basan en que todas las casillas que contienen oca siguen una estructura numérica. Esta es, dos números impares preceden siempre a dos números pares. Las casillas oca son: 5, 9, 14, 18, 23, 27, 32, 36, 41, 45, 50, 54 y 59. Los caballeros templarios debían ir de oca en oca para alcanzar el objetivo. El resto de casillas importantes del tablero son: el puente (6), la posada (23), el pozo (31), el laberinto (42), los dados (26 y 53) y la muerte (58).

Otro detalle relevante que sustenta esta hipótesis tiene que ver con el gremio de los constructores. Estos fueron llamados por los caballeros del temple Compañeros Constructores y colaboraron juntos en diversas ocasiones. Los símbolos de este gremio eran el caracol y la pata de oca. El caracol tiene forma de espiral y esta forma aparece representada en el tablero del juego en la casilla 42, es decir, el laberinto.


Si el juego es el camino de Santiago, puede que se representaran en él lugares de ese recorrido. Serían los lugares oca, en los que, según los defensores de esta teoría, tendrían lugar las iniciaciones a la Orden. Por ejemplo, Pamplona sería la primera ciudad importante del camino una vez unificada la ruta francesa y en sus aledaños se tienden dos puentes románicos. El nombre del río, Arga, se asemeja a la palabra francesa jars que significa oca en francés. Otro lugar oca podría ser Puente la Reina, una construcción unida a un convento hospital del siglo XIII regentado por caballeros templarios en su origen. Otros lugares se localizan en Logroño, León y Santiago de Compostela, la meta del camino. En Logroño se encuentran numerosos rastros del apóstol, por ejemplo en la iglesia que lleva su nombre aparece en su portada el apóstol a lomos de un caballo y al lado, el juego de la oca con casillas jacobeas. En León, la localidad de El Ganso podría tomarse como una de esas casillas benefactoras, un lugar seguro.

Aguas Redentoras

Al considerar el simbolismo del baño también podemos compararlo con todos los diferentes ritos bautismales de nuestra propia religión y con los rituales precristianos. Por ejemplo, en los misterios eleusinos o los más comúnmente conocidos como los misterios de Ceres, los participantes, primeramente, tomaban un baño ritual en el mar. 

Estos baños purificadores tomados antes de iniciarse en los misterios profundos, son símbolos difundidos en todo el mundo. Los indios norteamericanos generalmente acuden a una pequeña casa de baños de vapor donde se sientan en un cuarto bajo tierra; se arroja agua sobre las piedras calientes y mientras el hombre recibe el vapor, se frota con salvia para limpiarse a sí mismo de los pecados que ha cometido y eliminar a la vez los espíritus malignos.

En antiguas interpretaciones el bautismo cristiano también se entendía como una purificación y separación del pecado y una manera de arrojar a los espíritus malignos. Aquí existe una conexión con la idea de renovación porque la persona bautizada ha sido renovada en Cristo y se ha despojado de antiguos pecados paganos. Como prueba de esto usaban un vestido blanco, símbolo de purificación y de la nueva personalidad. Lo mismo encontramos en la mayoría de los diferentes baños rituales junto con la idea de renovación por el agua.

En general, el agua simboliza al inconsciente, y sumergirse en el agua y salir de nuevo parece tener una cierta analogía con penetrar en el inconsciente. La pila bautismal que se usa en el cristianismo se compara, frecuentemente, con el útero de la madre Iglesia y tiene por consiguiente un aspecto maternal, el renacer en el eterno vientre que es el agua. Es la matriz de donde se sale y a la que se retorna en forma renovada. En tiempos antiguos únicamente las personas adultas se bautizaban y se sumergían completamente. Al bautismo infantil se llegó a través de la creencia de que únicamente el bautizado podía ir al cielo y ver a Dios, y naturalmente los padres cristianos no querían que sus hijos murieran como ateos. En los pergaminos del Mar Muerto también se menciona la renovación a través del bautismo.

En muchos sueños, el proceso analítico se asemeja a un baño y con frecuencia el análisis se compara con el acto de lavarse o bañarse. La mayoría de la gente cuando empieza el análisis tiene la incómoda sensación de que algo por el estilo es necesario y de que sus culpas pueden quedar al descubierto. Por lo tanto, la idea del baño es un ejemplo muy obvio. La suciedad que cubre el cuerpo puede significar influencias psicológicas del entorno que han contaminado la personalidad original. Es mucho más fácil y natural ser uno mismo si uno vive solo. Los introvertidos son muy sensibles y con frecuencia dicen que están bien mientras se encuentran solos porque cuando están con otras personas «recogen» toda clase de influencias perturbadoras y pierden su serenidad íntima. No todos los pacientes son ambiciosos pero si alguien hace un movimiento indicando un deseo vehemente de lograr algo, todos los demás aspiran a lograr lo mismo. 

Ése es el fenómeno de la psicología de masas en donde prevalecen las emociones primitivas. El contagio aniquila la razón y la gente menos educada contamina a los otros y todos son arrastrados hacia abajo. Si alguien tiene la misma potencialidad es excitado al instante. En el momento empezamos a formar parte del rebaño humano, nos deterioramos y nuestra sombra comienza a formarse. 

Podemos decir que nuestra propia oscuridad es activada desde fuera pero también podemos realmente «recoger» oscuridad que no es nuestra. La gente se puede dejar seducir por actitudes que no son suyas y cuando se dan tiempo para pensar se preguntan qué les sucedió. Eso es algo que debemos limpiar una y otra vez y por lo tanto generalmente interpretamos el baño como la necesidad de combatir los problemas de la sombra. El baño, el agua, es un regreso al inconsciente a efectos de purificar ciertos aspectos de la sombra que en realidad no pertenecen al sujeto. Si el ánima tiene que entrar en el proceso, no es lo mismo que si el ser humano es quien tiene que hacerlo. Es el complejo neurótico el que se enfrenta, no el ser humano; se le hace regresar al agua, esto es, sumergirse en el inconsciente donde los impulsos neuróticos destructivos son tratados a través del método de la amplificación. Uno tiene que observar los sueños para saber qué es lo que existe detrás. Cuando un sueño se amplifica se le coloca nuevamente en su contexto original. El fragmento del sueño se sumerge en el flujo amniótico para enriquecerlo y para que a través de este proceso de amplificación aparezca de nuevo bajo una forma diferente.

El baño tiene que ver también con esa ampliación; es decir, con la actitud psicológica que se ocupa de devolver al complejo aparecido recientemente su dimensión original, así como de buscar y analizar qué especie de fuerzas están actuando en dicho complejo. Con frecuencia, los síntomas neuróticos son el resultado de algo que se atasca entre lo inconsciente y lo consciente.

Por lo general, los baños no se toman en el mar sino en una bañera, lo cual nos proporciona una distinción muy definida puesto que la bañera es un recipiente de tamaño definido, fabricado por el hombre y dentro del cual puede introducirse el ser humano. Representa de una manera muy específica, el inconsciente, por lo cual tenemos que entrar en el simbolismo del recipiente, que es inmenso. 

El recipiente es el vientre de la madre Iglesia, el útero, y por lo tanto posee una cualidad concreta materna y femenina. Mitológicamente, con frecuencia se encuentra contaminada con su contenido. Para el alquimista, el recipiente y el agua son la misma cosa. 

El agua es el recipiente en el cual se produce la piedra filosofal, porque en alquimia el contenedor y el contenido son creados enteramente juntos. Puesto que el recipiente está hecho por el hombre para retener el agua, éste está relacionado con la función de la conciencia; ser capaz de utilizar este instrumento es una prerrogativa de la conciencia humana y marca sus actividades como un símbolo. El recipiente representaría un concepto o una manera de concebir una cosa. La Iglesia es este recipiente por tener la capacidad de proveer las condiciones para mantener unidos, a través de un sistema dogmático, los valores religiosos cristianos y las ideas. Psicológicamente, el recipiente se relaciona con votos, ideas, sentimientos básicos y conceptos que tratamos de mantener unidos impidiendo que se escapen por la vida, pues es el recipiente que conserva junto todo esto para evitar que se pierda. Por lo tanto constituye un medio de volverse consciente. 

En muchos idiomas la concepción y la comprehensión expresan la función del recipiente —un medio de atrapar y captar de alguna manera, la idea o cosa, moldeándola de tal forma que pueda controlarse—. La técnica del alquimista no era la de tener aquí un sistema y allá un fenómeno de la psique, sino tener un concepto psicológico de la psique derivado de sí mismo. Esto se olvida fácilmente.


Lo que sigue después es el cocimiento o baño de agua caliente, el baño frío, el baño caliente y el baño de fuego. El simbolismo de la temperatura naturalmente se refiere a la intensidad emocional: lo que surge de una emoción es calor. El enfriamiento se asocia con el apaciguamiento, es menos emotivo o puede tratarse de una manta mojada aquietando el entusiasmo. También el agua representa un tipo de emoción y las olas del mar son el movimiento del agua. El enfriamiento se relaciona muchas veces con la razón. El agua en el baño tiene mucha relación con la proximidad de la comprehensión.

El Tarot De Mantegna

Los cincuenta grabados que constituyen el Tarot de Mantegna son fruto de un momento histórico de gran trascendencia para la evolución del arte occidental; corresponden al impulso definitivo del Renacimiento italiano, que variará los comportamientos artísticos, filosóficos y científicos del mundo medieval, creando las bases del mundo moderno. Pintores como Botticelli, Piero della Francesca, Uccello, Bellini, trabajaban contemporáneamente con el anónimo creador de nuestro Tarot. También se hallaba entre ellos Andrea Mantegna, perteneciente a la escuela de Padua, el gran grabador italiano de la época, motivo por el cual las láminas del Tarot le fueron atribuidas (...).

Pocos rastros ha dejado el autor, o los autores, de las láminas del Tarot de Mantegna. Ningún dato fehaciente nos informa sobre él, ni sobre la fecha en la que fueron realizadas las láminas, ni siquiera sobre el lugar en el que vieron la luz. En primer lugar se ha de señalar que se trata de un conjunto de cincuenta grabados en forma de cartas de juego, de los que se han conservado dos versiones completas; una versión está numerada con las letras A, B, C, D y S, mientras que la segunda versión está marcada con las letras A, B, C, D y E; las dos versiones se han identificado por la diferencia en la última letra. La versión E y la versión S se distinguen por el estilo del dibujo, pero son iguales iconográfica y compositivamente. Sin embargo, y a causa del proceso de impresión de los grabados, la mayoría de las láminas de una serie están invertidas en relación a las mismas láminas de la otra serie. Hay diversas opiniones respecto a cuál es la versión original, y algunos estudiosos han creído que ambas versiones eran copias de unos hipotéticos dibujos originales. Sin embargo, según la recopilación The Illustrated Bartsch, la serie S se considera original, mientras que la E es considerada una copia. No obstante, A. M. Hind opina lo contrario, ya que «muchos elementos apuntan a que la versión E es la más antigua, incluso podría ser la original, de la que la otra es una copia». No hay tampoco consenso sobre su lugar de origen; se barajan diferentes posibilidades, que A. M. Hind resume de la siguiente manera:

"En relación con el carácter de los dibujos de la versión E, por la redondez de las formas, y por la inclinación de los pliegues, tienen una estrecha relación con la escuela de Ferrara de Cosimo Tura y Cossa. Hay, al mismo tiempo, reminiscencias de Mantegna, como por ejemplo en la lámina del Mercader, mientras que otros elementos —por ejemplo, el de escribir «Doxe» por «Doge (Duque)», y recurrir a los lagos en los fondos de las láminas— apuntan a un origen veneciano o, al menos, a un mercado veneciano. A pesar de ello, aunque se pudiera situar al grabador en Venecia, pensamos todavía en la escuela de Ferrara como el lugar original de los dibujos [...]. El autor de la versión S muestra mayor sensibilidad hacia la belleza formal y una apreciación más veraz del valor del espacio en la composición, lo que permite admitir la posibilidad de que su autor perteneciera a la escuela florentina."

Respecto a la atribución de estos grabados a Mantegna, debemos recordar que este gran pintor fue el más importante grabador italiano de la época, y que era entonces costumbre que, cuando se quería ocultar la autoría de un texto, se utilizaba el nombre de un autor importante para preservar el anonimato y facilitar la difusión de la obra. Según nuestra opinión, es por ello por lo que fueron conscientemente atribuidos a Mantegna. Por otra parte, Stuart R. Kaplan recoge una interesante teoría sobre la fecha de realización de las láminas:

"La carta número 25 (Aritmetricha) de la versión S tiene un abecedario, sobre el cual están inscritas tres líneas de cifras. Ciertos estudiosos antiguos han estado tentados de datar este juego en 1485, interpretando las cifras de la tercera línea como si fuera la fecha 1485".
Para H. Brockaus,18 estos grabados habrían sido concebidos y realizados en Mantua durante el concilio que tuvo lugar en esta ciudad, de junio de 1459 a enero de 1460, y habrían servido de pasatiempo al propio papa Pío II y a los cardenales Bessarion y Nicolás de Cusa. J. Seznec, quien recoge esta información, afirma que:

"estas cartas en modo alguno eran indignas de ocupar los ocios de estos príncipes de la Iglesia: el orden en que están colocadas reproduce el orden mismo que la teología asigna al Universo. [...] Este juego de cartas resume las especulaciones de san Juan Clímaco, de Dante y de santo Tomás de Aquino. Ignoramos, es cierto, el detalle de sus reglas, pero es seguro que se procedía a jugarlo con gravedad, con el sentimiento de que cada una de esas imágenes era como una pieza del ajedrecista divino. Y se puede repetir al respecto lo que escribía Nicolás de Cusa a propósito de un juego análogo, el Juego del Globo, del que era inventor: «Se juega a este juego; pero no como los niños, sino como jugó Dios la Santa Sabiduría en la creación del mundo.»"

Estas láminas, al ser llamadas tarocchi (tarots), pueden generar una cierta confusión, pues difieren notablemente de lo que se conoce normalmente con el nombre de Tarot. El Tarot de los Visconti-Sforza es el modelo que seguirán la mayoría de los Tarots posteriores, como el Tarot de Marsella; dichos Tarots están formados por 78 láminas, 22 de las cuales son Triunfos o Arcanos mayores, y el resto son los Arcanos menores, que están divididos en cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos, como la baraja española. En cambio, el llamado Tarot de Mantegna consta de cincuenta láminas y su estructura es aparentemente distinta del modelo creado por el Tarot de los Visconti-Sforza. A pesar de ello, G. van Rijnberk propone una interpretación por medio de la cual se unirían las estructuras del Tarot de Mantegna y la de los otros Tarots tradicionales. Dice así:
"Los grupos del Tarot de Mantegna se ordenan siguiendo las cinco primeras letras del alfabeto, que se suponen deberían ser consideradas como las iniciales de palabras italianas indicando los cuatro colores o palos del juego de cartas y sus triunfos: Epade (espadas), Danari (oros), Coppe (copas), Bastoni (bastos), Atutti (triunfos)."

Esta hipótesis, aunque sugerente, parece, sin embargo, algo remota. Pero, a pesar de las diferencias, en su época ambos juegos se llamaron igual, los tarocchi, pues no debemos olvidar que aparecen en la misma época, en la misma zona geográfica y bajo la misma influencia cultural. Parece ser, por los documentos que se han conservado de lo que se podría llamar historia del tarot, que el juego de cartas con cuatro palos se conocía durante la Edad Media; sin embargo, de los Triunfos o Arcanos mayores no existen referencias documentales hasta la época renacentista. Por ello G. Mandel afirma:

"Si bien el juego de cartas de cuatro palos puede encontrar precedentes en los juegos orientales, o puede incluso que haya sido introducido por los sarracenos, las veintidós cartas del Tarot llamadas Triunfos son, según mi opinión, típicamente del Renacimiento. El término de Triunfos (en italiano, Trionfi) nos remite a las justas y a la simbología italiana."

Ahora bien, el hecho de hablar de un producto propio del Renacimiento no implica que deba ser una cosa estrictamente novedosa, ajena a la Antigüedad. Muy al contrario, pues, como hemos explicado, los renacentistas recopilaron la sabiduría del pasado sin estar obligados por una fiabilidad arqueológica, sino que lo hicieron bajo los sistemas y maneras de hacer de su época. Por ello no debe extrañar que, junto a la afirmación de que los Triunfos son un producto del Renacimiento, también podamos contemplar la posibilidad de una ascendencia remota, tal como lo propuso Court de Gebelin, pastor protestante del siglo xviii, con las seductoras palabras que citamos a continuación:

"Si se nos dijera que existe aún, en nuestros días, una obra de los antiguos egipcios, uno de sus libros escapados de las llamas que decoraban sus soberbias bibliotecas, y que contiene su doctrina más pura de los temas que más interesan, cada uno de nosotros se apresuraría, sin duda, a conocer un libro tan precioso, tan extraordinario [...]. En efecto, este libro existe. Este libro es todo cuanto queda de aquellas soberbias bibliotecas. Es tan corriente que jamás estudioso alguno se ha dignado ocuparse de él; nadie, antes que nosotros, había sospechado su ilustre origen. Este libro está formado por setenta y siete hojas o tablillas, incluso por setenta y ocho, divididas en cinco grupos, cada uno de los cuales ofrece objetos tan variados como divertidos e instructivos. Este libro, en una palabra, es el juego del Tarot."

Las cartas llamadas Triunfos eran imágenes filosóficas mediante las cuales los hombres renacentistas se vinculaban con la Antigüedad. Para el filólogo romano Varrón, este vocablo puede derivar de Thriambós, apelativo griego de Liber. Liber es, a su vez, uno de los nombres de Baco; su mito explica que viajó hacia el Oriente para escapar de las iras de Juno y volvió «triunfante», con gran pompa, acompañado de bacantes y sátiros, quienes, por el efecto del vino, bailaban y cantaban poseídos por el entusiasmo; elefantes, leones y tigres de la India venían acompañando al dios de la palabra. Los Triunfos, pues, celebran la llegada de la luz divina, que vence, «triunfa», deberíamos decir, sobre todos los demás elementos. De esta victoria de la luz sobre las tinieblas es precisamente de lo que hablan las profecías. El estudio etimológico de la palabra Triunfo nos conduce a una interpretación hermética de los Tarots, pues las imágenes que lo constituyen hacen referencia a la resurrección de Baco, dios de la palabra. En su trabajo sobre los Tarots, E. d’Hooghvorst llega a conclusiones parecidas. Dice así:

"El origen de la palabra Tarot es mal conocido. [...] Taroté se decía antiguamente de una superficie dorada con hojas, cuando estaba troquelada o grabada con un estilete o un punzón para imprimir un dibujo en el oro. [...] Estas láminas de oro grabadas y pintadas, ¿acaso no hacen referencia a la Filosofía del Oro Sabio, u Oro del Templo, por el cual los profetas profetizaron? [...] La intención de los antiguos imagineros era ver, en los tarots, la imagen de un cielo terrestre llamado también firmamento o espejo de oro."

Otro argumento que favorece la interpretación que relaciona los Tarots con una cierta forma de profecía, lo encontramos en los primeros documentos conocidos que hacen referencia al juego de cartas, pues las denominan naibbe, ‘naipes’, palabra de origen semítico. En una crónica del siglo XV se lee: «En el año 1379, llega a Viterbo el juego de cartas, venido de los sarracenos, que llaman naib.» En castellano todavía se llama naipes a las cartas de jugar, que tiene su origen en la raíz semítica nub, que significa ‘crecer, producir frutos’ y también ‘decir, pronunciar’; de esta raíz procede también la palabra nebua, ‘profeta’. Así pues, no es especialmente aventurado afirmar que los naipes tuvieran que ver con una cierta forma de profetizar. Este posible sentido de los primeros Tarots se confirma por el uso que posteriormente se les ha dado en la adivinación, como cartomancia, pues por medio de las cartas se puede leer el futuro. La predicción es la función menor de la profecía. Otra referencia que conviene tener en cuenta para reforzar esta hipótesis es la publicación, en 1550, de un libro de adivinación veneciano, llamado Le ingeniose sorti, de Francesco Marcolino. Sobre él ha escrito G. Mandel:

"Las páginas de este delicioso tratado, muy ilustrado, que nos recuerdan el I’ Ching por su manera de pronunciar oráculos, parecen ser secuencias de láminas del Tarot y sus ilustraciones son del mismo género que las del Tarot de Mantegna".
Para concluir este apartado recordemos los tres niveles utilitarios que puede tener un juego de cartas. En primer lugar, se trata de un sistema de combinaciones que permite un juego de entretenimiento.29 En segundo lugar, sirve para presagiar la «buenaventura», es decir, para predecir el futuro: es la cartomancia. Y, en tercer lugar, tienen una función profética, pues las diferentes imágenes describen el conjunto del Universo hermético

Al margen del significado generado por su ubicación y coordinación en el conjunto, que veremos más adelante, cada una de las láminas tiene en el Tarot un valor simbólico intrínseco. León Hebreo, un judío hispánico que recogió la tradición clásica y la tradición cabalística, propone en sus Diálogos de amor cuatro interpretaciones posibles de los mitos, extensibles, sin duda, a las imágenes simbólicas de las cartas: la primera, literal, a modo de corteza exterior, que cuenta historias dignas de recordar; la segunda, más interna, más cerca de la médula, la moral, ejemplo para la vida humana, que alaba las buenas acciones y condena las malas; la tercera, más escondida, oculta bajo las mismas palabras, la que nos da a conocer las cosas de la tierra y el cielo, astrológicas o teológicas; por fin, como en el mismo corazón de la fruta, bajo tanta corteza, quedan otras significaciones científicas, sentidos medulares que llamamos alegorías. Para León Hebreo, los antiguos sabios que inventaron las fábulas lo hicieron:

"porque estimaban que era odioso a la naturaleza y a la divinidad el manifestar sus excelentes secretos a cualquier hombre; y en esto han tenido razón, porque difundir demasiado la ciencia verdadera y profunda es ponerla en manos de los ineptos, en cuya mente se estropea y adultera, como le ocurre al buen vino en un mal recipiente."
Los sabios renacentistas escondieron misterios profundos en cada uno de los temas iconográficos. Al respecto explica Geber, el alquimista:
"Los antiguos ocultaron los secretos de la Naturaleza no sólo en los escritos, sino también mediante numerosas imágenes, caracteres, cifras [...]. Y no eran comprendidos sino por quienes tenían conocimiento de tales secretos."

En el mismo sentido se dirige la enseñanza de J. d’Es­pagnet cuando escribe:
"Los Filósofos se explican más a gusto y con más energía por medio de un discurso mudo, es decir, por medio de figuras alegóricas y enigmáticas [...] que han resumido y explicado muy claramente los misterios de los Antiguos, de manera que casi no es posible poner la verdad delante de los ojos con mayor claridad."

El secreto de cada lámina consiste en que, a partir de ellas, es posible evocar el Principio universal. Dicho de otro modo, a través de cada parte de la creación del mundo visible, se puede llegar a conectar con el Creador. Las partes de la Naturaleza, o las cartas del Tarot, pueden desvelar aquello que los renacentistas deseaban sobre todas las cosas: el conocimiento de la Divinidad. La lectura correcta de las láminas estribaría, pues, en reconocer el secreto divino que late detrás de cada una de las imágenes. Esta relación entre el conjunto de la creación y el Creador, por medio de los símbolos particulares de cada lámina, la enseñó Hermes Trismegisto:


"Dios crea todas las cosas por sí mismo, por su acción, y todas las cosas son partes de Dios: luego, si son todas partes de Dios, Dios es con seguridad todas las cosas. Creando pues todas las cosas, Dios se crea a sí mismo, siendo imposible que cese jamás de crear puesto que no puede tampoco dejar de ser."

lunes, 5 de septiembre de 2016

El Oro De Los Alquimistas

Cobre de Cáliz, una onza; Oropimente, azufre nativo, una onza y plomo nativo, una onza; rejalgar descompuesto (sulfuro de arsénico), una onza. Cuézase en aceite de rábano, con plomo, durante tres días. Póngase en una cubeta y colóquese sobre las brazas, hasta que el azufre haya desaparecido, entonces retírese del fuego y se encontrará el producto. De este cobre tómese una parte y tres partes de oro. Fundase a fuego fuerte y se encontrará convertido todo en oro, con la ayuda de Dios.

Si Ud. sigue esta receta, obtendrá una aleación de: 66% de oro y 33% de una mezcla de cobre, plomo y arsénico; Esta aleación parecería, muy cercanamente, al oro puro, en color y resistencia. Desde el momento mismo en que el hombre transformó una piedra en un utensilio, se estableció en él la actitud de expectación ante la materia y la necesidad de comprenderla para poder transformarla en formas más útiles a sus necesidades. Así, los primeros sabios naturalistas, que comenzaron la especulación científica, se centraron en la naturaleza de las cosas y en el estudio del elemento fundamental de la materia.

Para Tales de Mileto, todo estaba formado por el agua, para Heráclito el fuego; hasta desarrollarse la teoría de los cuatro elementos. Aristóteles sistematizó su teoría de la materia, según la cual había un elemento persistente, -la materia-, y un elemento que se transforma, -la forma-. Sin embargo la transformación, según esta teoría, no se puede hacer directamente, sino que debe pasar por un proceso de descomposición como sucede con los alimentos, que deben ser digeridos para transformarse en carne. Esta teoría indicaba, así, que podía darse cualquier forma a la materia; no es de extrañar, pues, que surgieran personas empeñadas en la transmutación de la materia y, siendo el oro el mineral más valioso, que los esfuerzos se dirigieran a la transmutación de metales menos costosos en oro. El propósito ostensible del alquimista era el de transformar metales en oro. En nuestro tiempo sabemos que la transmutación de un elemento en otro requiere de cantidades de energía (nuclear) que no estaban a la disposición de nuestros alquimistas. La transmutación, de un elemento en otro, sólo se logra por medio de una reacción nuclear, y no puede lograrse por medio de reacciones químicas; sin embargo, antes de los trabajos de Lavoisier no había ninguna razón teórica que impidiera la transmutación de un elemento en otro.

Al considerar la alquimia debemos volver atrás en la historia y considerar las concepciones sobre la materia de un hombre inteligente que ve cambios en la naturaleza y que los asocia a los cambios que él mismo experimenta. Para entender el lenguaje de la alquimia debemos comprender la ciencia de su tiempo; los intelectuales adoptaron las teorías sobre la materia y los cambios químicos que habían sido sostenidas por los sabios del siglo IV y III a.C., especialmente por Aristóteles, y por los escritos de los médicos griegos. Las principales doctrinas sobre la materia estaban centradas en la de: materia forma y espíritu. Debe interpretarse la -materia- como la parte que no se transforma y como -forma- la parte que cambia de un material a otro y que le da sus propiedades; así, por ejemplo: el hierro y el orín eran considerados la misma -materia- en -forma- diferente. Aristóteles en un famoso pasaje de su Meteorológica explica: Hemos dado alguna información sobre los efectos de la secreción sobre la superficie de la tierra, debemos proponernos descubrir su acción bajo dicha superficie. Así como su doble naturaleza da lugar a efectos varios en la región superior, aquí es la causa de dos variedades de cuerpos, puesto que mantenemos que hay dos exhalaciones, una vaporosa; la otra fuliginosa; y que a ellas corresponden dos clases de cuerpos que se originan en la tierra, el fósil y los metales. En lo que se refiere a la exhalación seca, es aquella que mediante la combustión da lugar a todos los cuerpos fósiles como las clases de piedras que no pueden ser fundidas; rejalgar, ocre, limonita, azufre y otras similares. La mayor parte de los cuerpos fósiles son cenizas coloreadas o una piedra concretada a partir de ellas, como por ejemplo el cinabrio. La exhalación vaporosa es causa de todos los metales; las cosas fusibles o dúctiles, como el hierro, el cobre, el oro. Todas estas cosas son producidas por la exhalación vaporosa cuando se encierra, especialmente, en recipientes de piedra. Habiéndose congelado y comprimido en una cosa, como el rocío o la escarcha, al separarse produce estas cosas por su sequedad. En consecuencia estas cosas son agua en un sentido y en otro no lo son. Porque la materia era potencialmente la del agua, pero ha dejado de serlo; no es tampoco la de ciertas aguas que han cambiado algunas de sus propiedades, como son los jugos. No obstante que el oro y el cobre están formados de esa manera, cada uno de ellos se formó mediante la exhalación congelada antes de que se formase el agua. Por lo tanto todas son afectadas por el fuego y tienen algo de tierra, puesto que contienen exhalación seca. Pero el oro solo no es afectado por el fuego. Ésta es la teoría general de todos esos cuerpos, pero debemos considerar a cada uno de ellos en particular.

Aunque en el período más antiguo de la alquimia Aristóteles no era muy popular como las escuelas estoica y hermética, estas se apoyaban, aún mas que la Aristotélica, en la teoría del aliento o espíritu, que era para ellos la raíz y el principio activo de todas las cosas. Los estoicos concebían todos los cambios en el mundo como resultado de cambios en la materia; logrados mediante el esfuerzo del primer fuego, que puso en acción las potencias a manera de simientes de las cosas y fue causa de su desarrollo de acuerdo con el plan inherente a su naturaleza; el agente que efectuaba estos cambios era un aliento. Podemos decir que la alquimia tenía su justificación en tres ideas aceptadas por la ciencia antigua: 1) La posibilidad, en teoría, de transformar cualquier tipo de materia en cualquier otro tipo 2) la necesidad de la corrupción de la materia que ha de transformarse y del calor para la generación de la nueva forma. 3) La existencia de un aliento o espíritu, con el poder de impulsar y dirigir la generación, dando nuevas formas a la materia. Estas ideas son concordantes con la idea que se tenía de las transformaciones que sufren los humanos al morir, corromperse el cuerpo y emerger de él el alma inmortal y volver a comenzar un nuevo ciclo, en forma más pura o en una forma más primitiva. Así, para los antiguos las reacciones químicas se asemejan a la tragedia de la vida en los humanos, la muerte, el tránsito después de la muerte y la resurrección. Y no deberá extrañarnos que, en muchos escritos de los alquimistas, las reacciones químicas estén narradas en un lenguaje muy parecido a la tragedia griega. Veamos este fragmento del tratado de Zósimo: Diciendo estas cosas me fui a dormir y vi un sacerdote del sacrificio de pie ante mí en la cumbre de un altar en forma de cuenco. Este altar tenía quince escalones que conducían a él. Entonces el sacerdote se levantó y oí una voz de arriba que me decía: -He logrado el descenso de los quince escalones de la oscuridad y el ascenso de los escalones de la luz y es él quien sacrifica, el que renueva, desechando la vulgaridad del cuerpo; y habiendo sido consagrado como sacerdote por necesidad, me he convertido en espíritu.- Y habiendo oído la voz de aquel que estaba en el altar con forma de cuenco le pregunté, deseando saber quien era. Me contestó con una voz débil diciendo : -Soy Ión, el sacerdote del santuario y he sobrevivido a la violencia intolerable. Porque por la mañana vino de repente uno, que me descoyuntó con una espada separándome con violencia según el rigor de la armonía. Y desollando mi cabeza con la espada que sujetaba bien, mezcló mis huesos con mi carne y los quemó en el fuego del tratamiento, hasta que mediante la transformación del cuerpo aprendí a convertirme en espíritu. Y otra vez vi el mismo altar divino y sagrado en forma de cuenco y vi un sacerdote vestido de blanco celebrando esos misterios tenebrosos y dije: -¿Quién es éste?- Y, contestando, me dijo -Este es el sacerdote del Santuario. Quiere poner sangre dentro de los cuerpos, para aclarar los ojos y para levantar al muerto. Y así, cayendo de nuevo, me dormí por breve espacio de tiempo, subí sobre el cuarto escalón y vi, viniendo del este, a uno que tenía una espada en la mano. Y otro detrás de él llevando un objeto redondo banco y brillante y precioso a la contemplación, cuyo nombre era el meridiano del sol y cuando me arrastraba hacia el lugar de los castigos, el que llevaba la espada me dijo: -Corta su cabeza y sacrifica su carne y sus músculos por partes, hasta el final, que su carne se cueza de acuerdo al método y que soporte entonces el castigo.- Y así, despertando otra vez dije: -Bien comprendo que estas cosas se refieren a los líquidos del arte de los metales.- Y aquel que llevaba la espada dijo de nuevo: -Tu haz cumplido los siete escalones de abajo.- Y el otro dijo, al mismo tiempo que todos los líquidos arrojaban el plomo, -el trabajo está completo.-

El proceso químico que describe es probablemente la reacción de un metal con un reactivo y la subsiguiente restauración a su condición metálica. La alquimia presenta ya sus rasgos esenciales que perdurarán durante toda la edad media: su secreto, su carácter simbólico, y la correspondencia entre lo que ocurre en el interior de las vasijas y lo que ocurre en el mundo a los seres superiores. Este tipo de lenguaje se utilizaba con el fin de exponer el significado de la operación al instruido, y ocultar la práctica al ignorante. Los cambios que se producían en el trabajo de los metales impresionaban a los que lo contemplaban. El metal se convertía en una masa informe, negra; luego otro proceso lo traía nuevamente al estado metálico, muchas veces en un estado de mayor excelencia. El proceso era de hecho un símbolo de lo que entonces se buscaba: misterio, muerte y resurrección, como predicaban algunas religiones, entre ellas la cristiana. En esta vida se sucumbe al pecado y son los fuegos del purgatorio los que limpian el alma para que remonte, gloriosa, a las dulces praderas de la existencia paradisíaca. Así, el metal debía morir y descomponerse hasta la más negra corrupción para levantarse de su apestosa existencia: nuevo, glorioso e incorruptible, como el oro. Aunque la costumbre de tratar los metales para darle una mejor apariencia se practicaba, seguramente, desde antes de que hubiese una teoría que la respaldara, los griegos no practicaron la alquimia, por lo menos con la connotación de una ciencia esotérica. Los mismos alquimistas suponen el origen de su arte en Egipto, hacia el año 300 de nuestra era, por lo tanto debemos considerar a Zósimo, que escribió hacia el año 300, como uno de los primeros alquimistas de los que se tengan escritos. Así describe en uno de sus libros las -artes- de la astrología y del tratamiento de metales: Aquí se establece el libro de la verdad Zósimo te saluda ¡oh Theosebeia! Todo el reino de Egipto, señora, depende de estas dos artes, la de las cosas estacionales y la de los minerales. En lo que se refiere a aquella que llaman arte divina, sea por su aspecto filosófico o dogmático o por sus fenómenos en general, fue dada a los que eran maestros en ella para que la custodiaran, y no solo esta arte, sino también aquellas que son llamadas las cuatro artes liberales y los procedimientos técnicos, porque su capacidad creadora es propiedad de los reyes. Así, pues, si los reyes lo permiten, uno que haya recibido el conocimiento, como herencia de sus antepasados, podría interpretarlo, ya sea en la tradición oral o en las columnas con inscripciones. Pero el que conoce estas cosas por completo no practica el Arte él mismo, pues sería castigado. De la misma manera, bajo los reyes egipcios, los trabajadores de las operaciones químicas y aquellos que conocen el procedimiento no trabajan por su cuenta, sino que servían a los reyes egipcios, trabajando para llenar las arcas de sus tesoros. Porque tenían una especie de capataces que ejercían una estricta vigilancia no solo sobre las operaciones químicas, sino sobre las minas de oro. En consecuencia, si algún minero encontraba algo, era la ley entre los egipcios que debía entregarse para su ingreso en el registro público. Algunos papiros de esa misma época dan recetas para la preparación o falsificación del oro, la plata, el asemos (significaba, para los griegos, un metal blanco parecido a la plata), piedras preciosas y colorantes. He aquí una receta para aumentar el peso de oro; encontrada en el papiro de Leyden. Para aumentar el peso del oro, fundase éste con una cuarta parte de cadmia. Así resultará más pesado y más duro. La cadmia era una mezcla de óxidos de metales comunes, cobre, zinc, arsénico, etc., que se obtenía de las paredes de las chimeneas de las fundiciones de cobre. Este procedimiento transformaba los óxidos en metales que, al mezclarse con el oro, rebajarían su pureza aumentando su peso. También de este mismo papiro la receta para la purificación de la superficie del oro: Para dar a los objetos de cobre la apariencia de oro, de tal manera que ni al tacto ni frotándolos en la piedra de toque se descubran; particularmente útil para hacer un anillo que parezca bueno. Este es el método. Tritúrese oro y plomo hasta convertirlo en un polvo tan fino como la harina: 2 partes de plomo por una de oro, mézclese e incorpóreseles goma, cúbrase el anillo con esta mezcla y caliéntese. Esto se repite varias veces hasta que el objeto ha tomado el color dorado. Es difícil descubrir la falsedad porque, al frotamiento deja la señal de un objeto de oro y, el calor consume el plomo y no el oro.

Y he aquí una receta para hacer Asemos: Tómese cobre que haya sido preparado para usarlo y sumérjase en vinagre de tintorero y alumbre dejándolo en remojo durante tres días. Fúndase entonces una mina de cobre, algo de tierra de Chian, de sal de Capadocia y de alumbre en escamas hasta completar seis dracmas. Fúndase con cuidado y resultará excelente. Añádanse no más de 20 dracmas de plata buena y probada que hará la mezcla completa permanente. Esto da una aleación compuesta de cobre y arsénico con un 20% de plata y se presentará como un metal blanco brillante.

Aunque estas recetas podrían usarse para fabricar metales con los que se puede estafar al público, las recetas de este papiro no se consideran alquimistas puesto que no hay en ellas ninguna teoría filosófica de transmutación ni hay indicios de revelación de los dioses o tradiciones que remonten hasta los antiguos filósofos. Simplemente nos demuestra que en Egipto existía la tradición del trabajo de los metales, antes de la aparición de los alquimistas, y que esta tradición contribuyó sin duda a la aparición de la alquimia.

Los primeros alquimistas aparecieron, seguramente, en el período de decadencia de la ciencia griega, en Alejandría, quizás por los años 100 o 200 de nuestra era, aunque algunos autores sitúen los escritos de un alquimista que firmaba con el nombre Demócrito en los años 250 a.C. El hecho de que ningún alquimista fue mencionado por sus contemporáneos nos indica el carácter secreto que tenían estos trabajos; en general firmaban sus trabajos con seudónimos, algunas veces usaban nombre de dioses como Isis, Hermes etc. otras con nombre de reyes importantes como Cleopatra; nombres de antiguos filósofos como el caso ya mencionado de Demócrito o incluso Moisés. Sin embargo hay nombres que parecen ser reales como el caso de Komarios, María la Judía etc.. El autor ya citado mas arriba, Zósimo, es posterior a estos autores y escribió una enciclopedia de la alquimia. La práctica de escribir libros firmándolos con nombres ajenos, haciéndolos aparecer mas viejos de lo que eran en realidad, se continuó durante la edad media, es así que aparecieron escritos de alquimia de Raimundo Lulio, Santo Tomás de Aquino, Roger Bacon y otros famosos filósofos; muchas veces el texto falso estaba escrito por un imitador que trataba de copiar su estilo y modo de pensar.

El alquimista no buscaba el progreso de su arte como lo hacían los sabios de su época, su trabajo consistía en el redescubrimiento, a través de nuevas interpretaciones, de los antiguos escritores, a los cuales se le atribuían el conocimiento de secretos que aún no eran del dominio público. Todos los alquimistas hacían su trabajo para obtener la fabricación artificial de algún metal precioso, generalmente oro y plata, a veces, piedras preciosas o la famosa púrpura de Tiro; esta sustancia, con la que se teñían los mantos reales o sacerdotales, se extrae de un caracol, no es un colorante mineral.

En aquellos tiempos no se sabía que existe un solo individuo químico exactamente definido llamado oro, para los antiguos el oro era un metal brillante, pesado, amarillo, que no se esmirria, y muy resistente al fuego. Había muchas clases de oros, así como existen muchas clases de vinos o de quesos. Dos pruebas se hacían para distinguir la calidad del oro; la primera consistía en frotar el oro con una piedra negra, que llamaban piedra de toque, y la calidad del oro se juzgaba según la extensión y el color de la raya que quedaba marcada, la otra era la del fuego; el oro resiste al fuego sin variar, esta prueba descarta las aleaciones con metales comunes. Además, se contaba con el delicado sentido de los orfebres, la prueba mas confiable. Así que para que un alquimista hiciese oro era necesario o suficiente que el metal se acercara al oro en color y brillo, que fuera resistente al fuego y que tuviera un alto peso especifico.

Uno de los mayores éxitos obtenido por los alquimistas fue el doblado del oro según la receta con que comienza este artículo. Al fundir el oro con cobre le da un tono rojizo y al fundirlo con la plata un tono verdoso, al mezclarlo con una aleación de ambos no le cambia el color, sin embargo, no hay que considerar que los alquimistas se consideraban falsificadores de oro, ellos creían que fabricaban oro realmente; que el oro actuaba como semilla y que se nutría para crecer del cobre y la plata. Algunas de las recetas de los alquimistas aún se usan hoy en día para la fabricación de oro de 18 o 14 kilates. Recordemos que el oro de 18 y 14 kilates son aleaciones de oro y cobre con una pequeña parte de zinc y de arsénico, estas aleaciones dan un oro un poco más brillante que el oro puro. También se hacen aleaciones de oro, cobre y plata que reproducen mejor el color del oro puro. Algunos oros, de menor calidad, contienen mucho cobre y algo de oro y plata, el cobre le daría el color y la adición de plata y oro evita la corrosión.

Otra práctica de los alquimistas consistía en tratamientos de superficie, entonces como ahora, se empleaban tres métodos principalmente para estos tratamientos. Se cubría el metal con una laca compuestas de gomas; como se trata hoy en día el latón. Se teñía el metal con soluciones que forman una delgada capa superficial de sulfuros. Y se hacía un tratamiento con sustancias corrosivas, al oro rebajado, para que se eliminaran los otros metales en la superficie Sin embargo los métodos de obtención del oro, empleado por los alquimistas, se distingue, de los viejos métodos empleados por los orfebres, por someter a la materia prima a una serie de procesos muy complejos en los que se incluían sustancias volátiles, -espíritus-, realizados mediante destilaciones, y se sometían los metales a la acción de vapores, todo esto ligado a un rito de características que se pueden confundir con la magia. Es sobretodo en esta búsqueda esotérica que van a desarrollar una diversidad de equipos que inspirarán la fabricación de la mayoría de los aparatos con que los químicos del siglo XIX hicieron sus más grandes descubrimientos. He de describiros el tríbikos porque así se llama el aparato hecho de cobre y descrito por María, la transmisora del Arte. Dice lo que sigue: Háganse tres tubos de cobre dúctil un poco más gruesos que los de una sartén de cobre de pastelero; su longitud ha de ser aproximadamente de un codo y medio. Háganse tres tubos así y también un tubo ancho del ancho de una mano y con abertura proporcionada a la de la cabeza del alambique. Los tres tubos han de tener sus aberturas adaptadas en forma de uña al cuello de un recipiente ligero, para que tengan el tubo pulgar, y los dos tubos de dos unidos lateralmente en cada mano, hacia el fondo de la cabeza del alambique hay tres orificios ajustados a los tubos, y cuando se hayan encajados estos se sueldan en su lugar recibiendo el vapor el superior de una manera diferente. Entonces, colocando la cabeza del alambique sobre la olla de barro que contiene el azufre y tapando las juntas con pasta de harina, colóquense frascos de cristal al final de los tubos anchos y fuertes para que no se rompan con el calor que viene del agua del medio.

El primer hallazgo que siguió al descubrimiento de la destilación fue la simple condensación del agua de mar en la tapa de la cazuela, proceso ya descrito por los antiguos sabios griegos; el siguiente paso podemos suponer que fue la condensación del mercurio con un frasco como tapadera, frasco que más adelante se le hicieron unos dobleces en los bordes de la tapadera para recoger el condensado, y, luego, la adición de un tubo que transporte el condensado. Los alquimistas reportan que destilaban azufre con estos alambiques, sin embargo es difícil imaginar que con estos alambiques se pudiera destilar el azufre que conocemos hoy en día, sabemos que además agregaban huevos durante la condensación. Seguramente pensaban que podían extraer el -aliento vital- y el color dorado de la yema de los huevos. El líquido destilado se recolectaba en tres fracciones; la primera era un destilado claro que llamaban agua de lluvia, después un liquido dorado pálido llamado aceite de rábano y luego un líquido oscuro verde amarillo llamado aceite de ricino. Si realmente destilamos huevos obtendremos primero un liquido trasparente débilmente alcalino, luego un destilado amarillo dorado, algo aceitoso que contiene sulfuro de amonio, amoníaco y bases piridínicas y por último un liquido espeso amarillento muy oscuro que contiene bases piridínicas y productos breosos, lo que corresponde muy de cerca de las descripciones de los alquimistas. Estos líquidos podían atacar y colorear algunos metales. Pero no sólo huevos destilaban los alquimistas; llegaron a destilar todo tipo de productos animales y vegetales, siempre con el objetivo de encontrar líquidos que pudieran conferirle propiedades nuevas a los metales. Los alquimistas mencionan unos ochenta aparatos diferentes. Hornos, lámparas, baños de estiércol, crisoles etc.

La importancia del trabajo del alquimista, al lograr los maravillosos fenómenos de los cambios químicos asimilándolos a los sucesos de la naturaleza, así como la importancia asignada a estas aguas obtenidas por destilación, se encuentra en uno de los primeros escritos que la alquimia nos ha dejado, en un pasaje de El diálogo de Cleopatra y los Filósofos leemos: Entonces Cleopatra dijo a los filósofos: -Mirad la naturaleza de las plantas, de donde vienen. Porque algunas descienden de las montañas y crecen fuera de la tierra y otras crecen de los valles y otras vienen de los llanos. Pero mirad como se desarrollan, porque es en ciertas épocas y días cuando debéis recogerlas; y las tomáis de las islas del mar y del lugar más encumbrado. Y mirad el aire que las atiende y el círculo nutritivo que las rodea, que no perecen ni mueren. Mirad el agua divina que les da de beber y el aire que las gobierna después de que les ha sido dado un cuerpo en un simple ser.- Ostanes y los que estaban con él respondieron a Cleopatra: -En ti se oculta un secreto terrible y extraño. Alúmbranos arrojando tu luz sobre los elementos. Dinos cómo lo mas alto desciende a lo más bajo y lo mas bajo se eleva hasta lo mas alto y cómo aquello que está en el medio se aproxima a lo mas alto y está unido a ello y cuál es el elemento que cumple estas cosas. Y dinos cómo las aguas benditas visitan los cadáveres que yacen en los infiernos encadenados y afligidos en la oscuridad y cómo la medicina de la Vida los alcanza y los levanta como despertados del sueño por sus poseedores; y cómo las nuevas aguas, producidas en el féretro, surgen después de que la luz las penetra al principio de su postración y cómo la nube que soporta las aguas surge del mar.- Y los filósofos, considerando lo que les había sido revelado, se regocijaron. Cleopatra les dijo: -Las aguas, cuando vienen, despiertan los cuerpos y los espíritus débiles y prisioneros que sufren de nuevo la opresión y están encerrados en los infiernos, y sin embargo en un instante crecen y se levantan y se visten de diversos colores gloriosos como las flores en primavera y la misma primavera se regocija y se alegra con la belleza que lucen. Porque yo os digo esto a vosotros que sois sabios: cuando quitáis las plantas, elementos y piedras de sus sitios, os parecen maduras. Pero no están maduras hasta que el fuego las ha probado. Cuando están vestidas en la gloria del fuego y su color brillante, entonces os aparecerá mejor su oculta gloria, su búsqueda de la belleza, transformada al divino estado de la fusión. Porque se nutren en el fuego y el embrión crece poco a poco nutrido en el claustro materno y cuando se aproxima el mes señalado no se refrena su nacimiento. Así es el procedimiento de este valioso arte. En el infierno los hieren las olas una tras otra en la tumba en que yacen. Cuando la tumba se abre surgen de los infiernos como el niño del vientre.-

Los alquimistas, desde los primeros tiempos, acostumbraban a asociar símbolos a los metales y conectaban los metales con los planetas, así muchos metales tenían por símbolo el mismo del planeta asociado. Al oro se le asoció el símbolo que representaba al sol; a la plata se le asignaba el símbolo de la luna creciente; al mercurio el de la luna menguante; al cobre el símbolo de Venus; al plomo el de Saturno; al hierro el de Marte. En los textos antiguos al estaño se le dio el símbolo de Hermes y al electrum el de Zeus; mas tarde el electrum (aleación de oro y plata) dejó de considerarse un metal separado y se le dio su símbolo al estaño; el símbolo de Hermes se le dio al mercurio. Estas asociaciones encierran la idea de que los movimientos de estos planetas estaban conectados causalmente con las actividades terrestres del metal.

La alquimia griega contiene los rasgos principales de la alquimia que se desarrolla durante toda la edad media y al principio del renacimiento, sin embargo, carece de la noción de la piedra filosofal. El alquimista medieval buscaba una sustancia de enorme potencia, capaz de curar todas las enfermedades, y que tenía la propiedad de que una pequeña cantidad de ella podría transformar una gran cantidad de metal común en oro. Esta idea no se encuentra en los alquimistas griegos cuyo único fin, parecía ser, únicamente, el de producir oro artificialmente.

El origen de la piedra filosofal debemos buscarlo en la alquimia de los pueblos orientales, la idea de una droga, que actúe como un elixir de inmortalidad, aparece en la literatura india antes del año 1000 a.C.. En cambio la primera evidencia de alquimia en China se remonta al siglo IV a.C.. Y se conoce de una ley que prohíbe la falsificación del oro por medios alquimistas, promulgada en el 175 a.C. También se conoce que en el año 60 a.C. el emperador designó a un sabio para que preparase oro alquimista y prolongase así la vida del imperio. Parece que fracasó. Se conocen una gran cantidad de leyendas chinas ligadas a la fabricación de un elixir que prolonga la vida y la ennoblece. Está claro que la alquimia florece en China en los últimos siglos anteriores a nuestra era, siendo claro que su interés principal es el de la prolongación de la vida. Es muy probable que los alquimistas árabes recibiesen información acerca de ella y a través de ellos llegase a Europa. Los versos que siguen nos dan una idea sobre las motivaciones de los alquimistas chinos:

Si hasta la hierba chu-sheng puede hacernos vivir mas


¿Por qué no poner el Elixir en la boca?
el oro no se enmohece ni corroe por naturaleza;
Luego es la más preciada de las cosas.
Cuando el artista lo incluye en su dieta
La duración de su vida llega a ser eterna...
Cuando el polvo de oro penetra en las cinco entrañas
Se disipa la niebla, como las nubes dispersadas por el viento.
Penetran en los cuatro limbos fragantes exhalaciones;
El semblante resplandece con bienestar y alegría
Los cabellos blancos se vuelven todos negros
Los dientes caídos crecen en su antiguo sitio
El viejo caduco vuelve a ser robusto joven
La arrugada vieja es de nuevo una muchachita
Aquel cuya forma ha cambiado y ha escapado a los peligros de la vida, lleva por título el nombre de Hombre Verdadero.

Los alquimistas chinos eran seguidores de Lao Tsé, cuya filosofía se asoció a toda forma de magia y encantamiento, según esta filosofía, si nuestro cuerpo alcanza una perfecta armonía con el Tao (camino, ruta) a través del Wu Wei (la no-acción o la acción en armonía con la naturaleza), que lleva todas las cosas al ser y las disuelve en el no-ser, adquiriría los atributos del Tao y alcanzaría la inmortalidad. El taoísmo enseñaba así, a sus seguidores, a llevar una vida larga y tranquila eliminando los deseos y los impulsos agresivos. El taoísmo como religión comenzó en el III siglo a.C. iniciando las prácticas alquimistas, ofreciendo, a los que no poseían los dones para alcanzar la armonía con el tao a través de un proceso místico, pero que poseían un ardiente deseo de alcanzar la inmortalidad, esa posibilidad a través de drogas. En la teoría china sobre la materia se proponen dos principios; Yang, el elemento activo o masculino y el Ying, el elemento pasivo o femenino. Las sustancias ricas en Yang proporcionan la vida y causan longevidad. Entre las sustancias más ricas en Yang se contaba al cinabrio (Sulfuro de mercurio) y en segundo lugar al oro. El cinabrio, que tiene un color rojo que se puede asociar a la sangre y, además, de él se extrae el mercurio (mercurio vivo) que, por ser líquido a temperatura ambiente, siempre ejerció una gran admiración y se ganó una fama bien justificada. Cuando se descubrió que el cinabrio no confería la inmortalidad la virtud fue transferida a una droga o elixir divino y esotérico, o al oro alquímicamente producido. Los chinos como casi todas las civilizaciones pre-científicas creían que los minerales maduraban en las rocas volviéndose gradualmente más preciosos; se suponía que el cinabrio se transformaba en plomo, el plomo en plata, la plata en oro; y no parecía irrazonable que este proceso se pudiera acelerar en un laboratorio.

Los métodos empleados no diferían de los métodos occidentales; los chinos conocieron, sin duda, la sublimación y la destilación, como se desprende de Ts’an T’ung Ch’i escrito por Wei Po-yang hacia el año 120 de nuestra era: Arriba tiene lugar el cocimiento y destilación en el caldero; debajo arde la rugiente llama. Delante va el Tigre Blanco indicando el camino; siguiéndole viene el Dragón Gris. El aturdido pájaro escarlata vuela con sus cinco colores. Encuentra una trampa en el nido y allí queda aprehendido, inmóvil y sin ayuda, y clama patéticamente como un niño por su madre. Se le pone quiera o no quiera en el caldero de líquido caliente con detrimento de sus plumas. Antes de que haya pasado la mitad del tiempo, aparecen dragones en gran número y con rapidez. Los cinco colores deslumbrantes cambian incesantemente. El líquido hierve de manera turbulenta en el horno. Aparecen uno tras otro para hacer una formación tan irregular como una dentadura de perro. Las estalagmitas que son como los carámbanos en pleno invierno, son esculpidas horizontal y verticalmente. Hacen su aparición alturas rocosas de regularidad no aparente, soportándose unas a otras. Cuando yin y yang están encajados con propiedad, prevalece la tranquilidad.


Tal parece que los orígenes de la alquimia en China y en el occidente surgieron independientemente, pero en la alquimia que se practicaba en la Europa medieval, seguramente, las dos influyeron a través de la que practicaron los alquimistas islámicos, que tuvieron contacto con los alquimistas chinos y fueron los que introdujeron la alquimia en Europa, a la salida de la época oscura.